martes, 27 de enero de 2015

Volando sobre el tiempo


Esta fotografía que encabeza la entrada, en la que aparezco junto a Antonio, entonces maître del Bar-Restaurante del Aeropuerto de Málaga, fue hecha en el año 1960, cuando yo estaba destinado en el mencionado aeropuerto, ostentando el empleo de Cabode la Guardia Civil, aunque mi cabeza esté cubierta por una gorra de plato, según se conocían dichas prendas y no por el popular tricornio, la prenda característica del Instituto al que pertenecía. Este detalle se debía a que cuando a mediados de los años cuarenta del pasado Siglo, desapareció el llamado Cuerpo de Carabineros y cuyas funciones fueron asignadas a la Guardia Civil, las misiones  encomendadas a éstos, tales como los servicios de fronteras, y los respectivos a las Aduanas  en los Puertos y Aeropuertos, a cuya fuerza se les denominó de Especialistas, y a los que se pasaba destinado tras un pequeño examen de las materias respectivas, para la práctica de  los respectivos servicios, se utilizaba la referida gorra, posiblemente como un referente a la usada por el referido Cuerpo desaparecido.

Al fondo de la fotografía, y como dando la sensación de ser el aeropuerto de un país casi tercermundista, se observa aparcado un avión, el entonces conocido como Super Constellation, y que solía llamarse simplemente "Super". Dicho avión era un cuatrimotor, por supuesto de hélice, el mayor entonces en los servicios de pasajeros, con una capacidad que si no recuerdo mal, lo era de entre ochenta y noventa, y que por supuesto no llegaba a transportar los cien.

Aunque no estoy totalmente seguro de ello, en el momento de realizar la fotografía, casi seguro era el único avión posado sobre las pistas del Aeropuerto de Málaga, pues solo con observar la foto, creo expresa a las claras lo que en sí era el mismo en aquellas fechas, y que oficialmente se le denominaba  "García Morato", nombre éste de un piloto de la Guerra Civil en el bando de los nacionales, no se, quizá de la misma escuadrilla en la que pilotaba Carlos Haya, cuyo nombre ostenta el Hospital del que todo malagueño conoce de sobra. El transporte de pasajeros, se realizaban en su mayoría por tres clases o tipos de aviones: uno, el ya mencionado Super Constellatión, con la capacidad de transporte que no llegaba a los cien pasajeros; otro conocido como "Convair", de una capacidad de ente los cuarenta a cuarenta y cinco, y el más popular de todos ellos, en aquellos años me refiero, el llamado DC-3, que solía llevar unos veinticinco o treinta pasajeros.


Aeropuerto de Tenerife Norte

Dos de estos últimos citados se hallan expuestos como una reliquia del pasado, el DC-3, en los límites del aeropuerto y no más de ciento cincuenta o doscientos metros de la fachada principal de la fábrica de Cerveza San Miguel, junto a la carretera N-340, y el Convair, unos cientos de metros mas hacia Torremolinos, pero en la misma línea del DC-3. Yo de lunes a viernes de cada semana cuando voy a casa de mi hija en Guadalmar, desde el autobús los contemplo allí colocados y donde la mayoría de las gentes ni siquiera saben ya lo que supusieron esos aparatos en el desarrollo de España, y al propio tiempo me transportan a mí hasta aquellos años, que al igual que ellos, me hallaba en el pleno apogeo de mi vida, dado a que contaba treinta y cinco años, por tanto van a cumplirse de aquello los cincuenta y cinco, y claro, y aun dando gracias a Dios, yo, aún sigo cruzando el mismo paisaje y las mismas calles que entonces, aunque mejor preparadas, y sin embargo ahí están esos dos "pájaros de hierro" como solían denominarse a los aviones, que además de mí, pocas personas más habrá que al contemplarlos sientan ese cariño que hacia las cosas inanimadas se les toma, cuando como ellos tanto influyeron y tomaron parte en los momentos de la vida en que yo también la gozaba, y que aunque hoy sigo haciéndolo con no menos deleite, si no al contrario, dado a que a ello se suma toda esa descendencia de la que entonces carecía, aunque alguien, y sin duda la principal artífice de ello, dentro de pocos días se cumplirán dieciocho años que abandonó este mundo, y se da la circunstancia, de que hoy precisamente, se cumple el 63º aniversario que la conocí, dado que lo fue,  el domingo 27 de enero de 1952.
 
Churriana desde el Aeropuerto de Málaga

En el poco más de un año que estuve destinado en dicho Aeropuerto, donde os podéis suponer el tráfico  existente que había en el mismo, pues creo que en el llamado Aeropuerto Internacional entonces, podría oscilar el movimiento en las veinticuatro horas del día, de unos veinte aviones poco mas o menos, al punto de que, un Inspector del Cuerpo General de Policía, el Señor Domínguez, padre del popular actor Antonio Banderas, que prestaba allí su servicio (porque allí éramos todos señor tal o cual...), un controlador aéreo,llamado Pedro González, algún empleado de Iberia, o el maître que figura conmigo en la foto, y yo, solíamos jugar una o varias partidas al dominó durante los servicios, para amenizar un tanto los espacios de tiempo, de a veces mas de dos horas entre las llegadas de uno a otro avión. Se me vienen al recuerdo que en muchas de las partidas, Pedro González, que por cierto era un jugador de dominó de primerísima fila, al que sin que sea una fanfarronada, el que suscribe no le iba a la zaga,  solía decir, esta es la última partida porque dentro de media hora tengo la llegada de un avión de tal o cual procedencia, asi que me tengo que ir para la torre. En el aeropuerto de Málaga, estábamos entonces, como suele decirse, "como en familia".


Aeropuerto de Málaga

Si tal está en la actualidad el Aeropuerto de Málaga, nos enviaran a los que entonces llevábamos todo el timón en el desenvolvimiento del mismo, mi aporte no era de lo mas importante para ello, nos encontraríamos  tan despistados como "gallina en corral ajeno" expresión  que solía utilizar mi madre.

De aquellos entonces recuerdo un hecho de que un día cuando volaba por la vertical del Aeropuerto de Málaga para tomar tierra, un avión "Super" desde el suelo observaron  que el mismo traía dos motores "en bandera" como creo se decía en el argot de la navegación aérea, o sea dos motores, uno de cada lado de las alas, con las hélices paradas y según los pilotos venían así desde la vertical de Córdoba y tuvieron que calmar un tanto al pasaje, dado a que muchos de ellos se dieron cuenta de que volaban con dos motores parados.


Aeropuerto de Málaga

Otra de las anécdotas acaecidas, y que dicen lo que entonces era el aeropuerto de Málaga, fue que creo era en el mes de enero o de febrero por la mañana, pero hacía un día de sol como solo en esta bendita tierra suele hacerlo por estas fechas, llegó un avión procedente de Oslo, y mientras descargaba y cargaba los equipajes y cargaba el combustible, las tres azafatas, sentándose por fuera  junto a las cristaleras del propio restaurante, y donde daba el esplendido sol de plano, subiéndose las faldas hasta casi la cintura y que se les veían plenamente las propias bragas, estuvieron cerca de una hora tomando el sol, lo que dio lugar a que todos los del aeropuerto se pusieran a mirar el espectáculo tan gratificante, que para los hombres por supuesto estaban proporcionando las tres jóvenes, y yo, como quiera que estaba de uniforme y no parecía muy correcto el que descaradamente me pusiera a presenciarlo como hacían los demás, solía dar algunos paseos por las proximidades y de soslayo, no me perdí del todo tampoco aquella contemplación. Ellas solo se dedicaban a gozar de aquel bendito sol y no paraban de sonreír dándose cuenta de como eran observadas.

Aeropuerto de Málaga

Aquel tiempo de servicio en el aeropuerto lo recuerdo con cariño, como todo lo que se hace con ilusión y mucho mas cuando se es joven, solo tenía el inconveniente de que tenía doce horas de servicio diarias, o sea otro Cabo y yo compartíamos las veinticuatro del día, o sea mas tiempo allí que con mi mujer y mis dos hijos que tenía entonces. Pasado un año, quedó vacante la oficina de la Plana Mayor de la Compañía sita en el Puerto de Málaga, la anunciaron, nos presentamos tres, la gané y de estar doce horas de servicio, incluso domingos y festivos, pase a tener  cinco horas de oficina por la mañana, dos por la tarde, y todas las noches a dormir en casita, domingos y festivos nada, y disfrutar de los hijos y el tiempo libre que me dejaba mi nuevo destino.

Aeropuerto de Málaga

Hasta la próxima entrada.


Aeropuerto de Tenerife Norte

martes, 20 de enero de 2015

Secuestrado



Una simple afección gripal me ha tenido como si estuviera secuestrado mas de una semana. A estas alturas de la vida, solo una gripe de la que uno esté afectado, da la sensación de que estás siendo víctima de un secuestro y siempre a merced de tus raptores. De lo primero que te priva es de la propia voluntad, y de nada que pueda pensarse te hallas con el ímpetu suficiente para realizarlo. El más simple movimiento que te veas precisado a ejecutar, tienes que hacerlo con el cuidado y tacto como si estuvieres vigilado por quienes todo te lo controlan. Si el reo en tal situación le embarga una sola obsesión, que no es otra que la de verse libre, el enfermo la tiene con verse también descargado de sus dolencias, que muchas son, o para mejor decir, lo han sido.

Yo, de por sí, incluso en mi juventud, la gripe, de la que ningún año me he librado de ella, me dejaba bastante mermado de fuerzas, ¿qué no será ahora, cuando ahí a la vuelta la nonageridad, me está esperando? Cuando solo por el mero hecho de girar la vista fuera del catre, se me antojaba estar ante una cuesta tan pendiente y difícil de escalar, que aunque esa meta forzosamente no ha de hallarse muy lejana, el cansancio del  camino recorrido la presientes allá en una lejanía de la que dudas puedas tener fuerzas para alcanzarla. Aunque no obstante, ¿quien sabe, si a la vuelta de cualquier curva del camino allí estará esperándote.?

Todo esto que termino de exponer, no es un estado de ánimo que me haya llegado por sentirme aún convaleciente de esta inoportuna gripe, si no que es hacer una crónica detallada y veraz de cuanto supone un camino tan vasto en el que me he visto inmerso en tener que recorrer, de lo que por supuesto doy gracias a Dios de que así haya sido, y además, como lo está siendo. La salud, como a otras muchas cosas importantes de la vida, le damos el valor que tienen, cuando las perdemos, según reza el dicho, y aquí viene a cuento de aquello que decía Cervantes: "Parece, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, por que todos son, sentencias de la misma experiencia, madre de todas las ciencias". Cierto es. Cuándo a diario estamos gozándolas, ni siquiera tenemos un instante para escrutarlas, mirarnos en ellas, y dar gracias de tenerlas ahí, sino que parece el decirnos, de esto, es que soy merecedor, pero cuando se te escapa aunque lo sea por breve espacio de tiempo, tu propia conciencia te señala y dice: "Deja tu orgullo a un  lado, y da gracias a Dios todos los días por cuanto concedido, graciosamente te ha sido, y casi siempre a lo mejor, quienes te proporcionan esos beneficios, son mas merecedores que tú en poseerlos y a los que no pocas veces escatimamos corresponderles, aunque la verdad sea dicha, no siempre con intención de ello".

La entrada de hoy, más que exponer un recuerdo, ha sido un relato para justificar mi tardanza en escribir en este blog, y como no, también un ligero examen de la propia conciencia, que creo deberíamos  realizar con mas frecuencia.

Hasta la próxima, que ya despedida tan inoportuna visitante, algo se me ocurrirá de lo que tratar.

domingo, 11 de enero de 2015

Palabras moribundas

En las vísperas de las Navidades me han regalado un libro, cuyo título, es como se indica en el de la entrada, "Palabras moribundas". En el mismo se trata de palabras que como bien se indica y por diferentes motivos, están a punto de desaparecer incluso del Diccionario de la RAE.

En el trámite de su lectura, estoy observando que la inmensa mayoría de las mismas, y salvo las que lo fueron, o lo están siendo de uso exclusivo de solo algunos pueblos o regiones españolas, lo han sido de su uso cotidiano bien en mi infancia, adolescencia y hasta una bien entrada juventud, lo que acaba de darme el anuncio de que mis raíces sobre la llegada a  este mundo, de lejos me vienen.

En la noche de ayer, estuve leyendo entre otras, "fanega" y "fielato".


CUARTILLA
(Nota del editor: acabo de hablar con el redactor jefe de este blog y me comunica que esta imagen se corresponde con una cuartilla, y no con una fanega. Entre el señor Google y El Abuelo de Villaharta, no hay duda a quién deberíamos seguir...)

La primera de ellas, lo era de un uso tan cotidiano en mi pueblo hasta mi ingreso en la Guardia Civil, cuando a punto estaba de cumplir los veinticinco años de edad, y que pensando en ello, me he dado cuenta que hace tiempo no la había oído. A pesar de que la palabra fanega. tenía varias acepciones, sobre todo a medidas de áridos o de tierras, es a la primera a la que voy a referirme.

La fanega era el peso de unos cincuenta o cincuenta y cinco kilos de trigo, cuyos submúltiplos eran la media fanega, la cuartilla, el celemín, el medio celemín y el cuartillo. La media fanega y la cuartilla, como bien se expresa eran la mitad y la cuarta parte de la fanega, y constaba de doce celemines, veinticuatro medio celemines y cuarenta y ocho cuartillos. Solo existían medidas de la cuartilla, celemín, medio celemín y cuartillo.

Como se cita anteriormente se utilizaba para la medida de áridos, casi exclusivamente de cereales, y se daba la circunstancia de que el trigo, la cebada y el centeno, o sea los llamados granos menores, la medida era rasada, que se hacía con el llamado rasero, que era de forma cilíndrica totalmente lisa, y así se echaba el grano en la cuartilla o medida que fuere y luego se le pasaba el rasero, quedando el grano completamente a ras de la parte superior de la medida. No así los granos mayores, como la avena, el maíz, los garbanzos, las habas y otros,  que se hacía con colmo, así que se estaba echando el cereal hasta que se llegaba al extremo de que se caía todo el que se echaba sobre la misma. Los raseros habían de ser completamente lisos sin prominencias o cierta superficie un tanto cóncava, que pudiera dar al ser raída en los granos menores, cierta ventaja para el vendedor o comprador. De ahí viene el dicho de ser "medida con el mismo rasero", o sea así para la venta como para la compra, o sea rasero legal.

El uso de la cuartilla solía utilizarse en las eras, donde se trillaba y se aventaba para separar el grano de la paja, y con ello para medir la cantidad de fanegas y se daba el rendimiento de lo que se había sembrado.

En mi pueblo y creo sucedería igual en todos los pueblos, las pequeñas heredades, sobre todo las que poseían las viudas, y que ellas por sí no podían explotarlas, solían bien arrendarlas o darlas a sembrar por terceras personas, que según la calidad del terreno se hacía a medias, si lo era de gran rendimiento, al tercio o a la cuarta parte, lo que si lo primero, era la mitad de lo recolectado para cada uno, dos partes para el que lo trabajaba y una para la propietaria o propietario del terreno, o tres partes y una respectivamente. Así en la propia era, cuartilla en mano una vez el grano limpio en la era, se procedía al reparto del mismo, según se había estipulado.

El celemín, el medio y el cuartillo, se utilizaba generalmente en casa de los labradores en sus ventas al pormenor  que lo era para piensos para gallinas, cerdos u otros animales. En casa de mis padres había una cuartilla, un celemín, un medio celemín y un cuartillo, y solo recuerdo que mi padre, en dos ocasiones sembró el terreno de una llamada cerca en las proximidades del pueblo, propiedad de una prima de mi madre, y lo hizo al tercio, o sea dos partes para mi padre y una para la dueña del terreno. Una vez la sembró de cebada y otra de trigo. En todos aquellos menesteres, la cuartilla era la reina de las medidas, salvo cuando en el resto que no había suficiente para utilizar la cuartilla, solía utilizarse el celemín, o un par de puñados para uno y otra.

FIELATO

Por cuanto a la palabra "fielato", eran una especie de pequeñas edificaciones a la entrada de las ciudades y los pueblos, donde se procedía al cobro de los productos que se entraban para la venta. Y esto, de los últimos fielatos que tengo constancia de aquí en Málaga, lo era a finales de la década de los años cincuenta del pasado siglo, y que me acuerdo del que había por la Azucarera, entrada de Torremolinos por la carretera N-340, otra por la entrada por la llamada carretera de los Montes, junto a una curva un poco mas arriba de las últimas casas, y otra por entrada procedente de Campanillas. En todas ellas, los camiones, coches, carros, caballerías o personas a pié, habían de pararse, y pagar con relación a los productos o artículos que solían llevar. Así a bote pronto me parecía que hacía pocos años de la existencia de los fielatos, pero desgranando el paso de los días, hace mas de cincuenta años que debieron de desaparecer aquellos puestos de recaudación que existían a la entrada de los  pueblos y ciudades. Por tanto, la palabra "fielato", más que moribunda, está como se dice,  "criando malvas"  hace décadas.

Así trayendo al recuerdo aquellas primeras vicisitudes de las que guardo en la memoria, hasta yo  mismo me extraño de la lejanía de sus acontecimientos, y allí ya estaba yo.

Hasta la próxima entrada.

lunes, 5 de enero de 2015

La noche mágica de los Reyes Magos

Cabalgata de los Reyes Magos 2015
Santa Cruz de Tenerife 


Creo recordar haber escrito sobre el particular en este blog en alguna otra ocasión, pero no por ello me voy a privar hoy de hacerlo de nuevo.

Creo que hay dos cuestiones importantísimas  en la vida en las que no se nos da la opción de poder elegir, que una es, la de los padres de quienes nacer, y la otra, la época en la que venir al mundo. Yo tuve gran suerte con la primera en la que me dieron la madre y padre mejores del mundo, no así lo fue con el tiempo que me toco vivir la infancia, adolescencia y primera juventud, aunque ya pasada aquella lejana época, tampoco es tiempo de verter quejas sobre la misma. Lo cierto es que estas dos circunstancias suelen condicionarte la forma y modo de vida que tendrás en lo sucesivo.

Desde muy niño, nunca creí en eso de los Reyes Magos, quizá tenía el antecedente de que nunca recibí regalo alguno, y sí, solían echarme, no en los zapatos, porque solo teníamos un par y había que ponérselos al levantarse, si no en una servilleta, una perruna, un rosco, una magdalena y tres o cuatro peladillas, esto último lo único que había que comprar, y los dulces, los que mi madre hacía para las Navidades y había que alargar su duración, para que sirvieran también de Reyes para los cinco hermanos que éramos.

Esos tres o cuatro dulces que nos "echaban" los Reyes, que como cito sabía que eran mis padres, era para mi una verdadera delicia, de lo que estoy totalmente de acuerdo con cuanto decía Cervantes, que "la mejor salsa del mundo es el hambre" y aunque trataba de que duraran siquiera un par de días, cuando llegaba el medio día, ya me lo había merendado todo. Pasado el tiempo y cuando llegué a tener uso de razón suficiente, me daba que pensar en la resignación que el no tener juguete alguno en ese día lo sobrellevábamos con tal normalidad, de lo que sin duda dos eran las razones esenciales para ello, la primera,y pese a que aún pueda parecer imposible cuando se cuenta con seis, siete u ocho años de edad, la permanente observancia de las carencias en el hogar, le hacen a uno acatar esas circunstancias sin la menor contrariedad, que al igual que el paladar y el olfato te lo modelan el uso y la costumbre, también el inculcarte el ser responsable lo dan las circunstancias que forzosamente vives,  y luego que eso mismo le sucedía a la inmensa mayoría de los amigos con quienes solíamos jugar, a lo que reza el dicho, que "mal de muchos, consuelo de tontos", y cuando menos, ninguna huella dejaba en nosotros tales carencias, y asumido con toda normalidad lo hacíamos.

De aquella infancia mía en la que solían los reyes echarme aquellos dulces, pasé a la época de la Guerra Civil en la zona roja que eso de las festividades de las Navidades y Reyes se hacía por que pasaran por alto, aunque no lo fueran como tal, y luego en la posguerra que lo esencial era el poder mantener la supervivencia, me llevaron cuando menos una década, a ni siquiera el pasar por la imaginación el poder recibir regalo alguno.

Mi primer regalo de Reyes que como tal pudo llamarse, lo fue cuando estaba próximo a cumplir los 28 años, ya como Guardia Civil, y lo fue de mi novia, luego mi mujer, y que era un anillo de oro, que se decía un solitario y también el primero que como tal hice yo a ella, un pañuelo de seda para el cuello y unos guantes de color rojo. Ya a partir de entonces los regalos de novios, luego a los hijos y así continuó hasta nuestros días, alcanzando a los nietos y a todo el entorno familiar mas próximo.

Pero pese a todo lo expuesto, por satisfecho me doy, y aquellas pasadas dificultades habrán tenido la recompensa de tener una etapa postrera de la vida, como sin duda no pudieron tener mis padres, y que  su infancia tampoco lo fue mejor que la mía, y lo que si pido a Dios, es que a partir de ya, todos los míos la tengan como yo la he tenido hasta el momento en que esto escribo.

Creo que lo he dicho en alguna otra ocasión, las personas somos la consecuencia de la época y todo el entorno en que nos ha tocado venir a esta vida, y como tal hemos tenido, como suele decirse, bailar al son que nos tocan, pero darnos hemos con un canto en los dientes, que hasta ahora seguro estoy en ninguna otra época pasada se ha vivido con el nivel de comodidad y bienestar que lo hacemos nosotros. Siempre como ahora, y mejor lo que Dios quiera.

Hasta la próxima.