Esta fotografía que encabeza la entrada, en la que aparezco junto a Antonio, entonces maître del Bar-Restaurante del Aeropuerto de Málaga, fue hecha en el año 1960, cuando yo estaba destinado en el mencionado aeropuerto, ostentando el empleo de Cabo 1º de la Guardia Civil, aunque mi cabeza esté cubierta por una gorra de plato, según se conocían dichas prendas y no por el popular tricornio, la prenda característica del Instituto al que pertenecía. Este detalle se debía a que cuando a mediados de los años cuarenta del pasado Siglo, desapareció el llamado Cuerpo de Carabineros y cuyas funciones fueron asignadas a la Guardia Civil, las misiones encomendadas a éstos, tales como los servicios de fronteras, y los respectivos a las Aduanas en los Puertos y Aeropuertos, a cuya fuerza se les denominó de Especialistas, y a los que se pasaba destinado tras un pequeño examen de las materias respectivas, para la práctica de los respectivos servicios, se utilizaba la referida gorra, posiblemente como un referente a la usada por el referido Cuerpo desaparecido.
Al fondo de la fotografía, y como dando la sensación de ser el aeropuerto de un país casi tercermundista, se observa aparcado un avión, el entonces conocido como Super Constellation, y que solía llamarse simplemente "Super". Dicho avión era un cuatrimotor, por supuesto de hélice, el mayor entonces en los servicios de pasajeros, con una capacidad que si no recuerdo mal, lo era de entre ochenta y noventa, y que por supuesto no llegaba a transportar los cien.
Aunque no estoy totalmente seguro de ello, en el momento de realizar la fotografía, casi seguro era el único avión posado sobre las pistas del Aeropuerto de Málaga, pues solo con observar la foto, creo expresa a las claras lo que en sí era el mismo en aquellas fechas, y que oficialmente se le denominaba "García Morato", nombre éste de un piloto de la Guerra Civil en el bando de los nacionales, no se, quizá de la misma escuadrilla en la que pilotaba Carlos Haya, cuyo nombre ostenta el Hospital del que todo malagueño conoce de sobra. El transporte de pasajeros, se realizaban en su mayoría por tres clases o tipos de aviones: uno, el ya mencionado Super Constellatión, con la capacidad de transporte que no llegaba a los cien pasajeros; otro conocido como "Convair", de una capacidad de ente los cuarenta a cuarenta y cinco, y el más popular de todos ellos, en aquellos años me refiero, el llamado DC-3, que solía llevar unos veinticinco o treinta pasajeros.
Dos de estos últimos citados se hallan expuestos como una reliquia del pasado, el DC-3, en los límites del aeropuerto y no más de ciento cincuenta o doscientos metros de la fachada principal de la fábrica de Cerveza San Miguel, junto a la carretera N-340, y el Convair, unos cientos de metros mas hacia Torremolinos, pero en la misma línea del DC-3. Yo de lunes a viernes de cada semana cuando voy a casa de mi hija en Guadalmar, desde el autobús los contemplo allí colocados y donde la mayoría de las gentes ni siquiera saben ya lo que supusieron esos aparatos en el desarrollo de España, y al propio tiempo me transportan a mí hasta aquellos años, que al igual que ellos, me hallaba en el pleno apogeo de mi vida, dado a que contaba treinta y cinco años, por tanto van a cumplirse de aquello los cincuenta y cinco, y claro, y aun dando gracias a Dios, yo, aún sigo cruzando el mismo paisaje y las mismas calles que entonces, aunque mejor preparadas, y sin embargo ahí están esos dos "pájaros de hierro" como solían denominarse a los aviones, que además de mí, pocas personas más habrá que al contemplarlos sientan ese cariño que hacia las cosas inanimadas se les toma, cuando como ellos tanto influyeron y tomaron parte en los momentos de la vida en que yo también la gozaba, y que aunque hoy sigo haciéndolo con no menos deleite, si no al contrario, dado a que a ello se suma toda esa descendencia de la que entonces carecía, aunque alguien, y sin duda la principal artífice de ello, dentro de pocos días se cumplirán dieciocho años que abandonó este mundo, y se da la circunstancia, de que hoy precisamente, se cumple el 63º aniversario que la conocí, dado que lo fue, el domingo 27 de enero de 1952.
En el poco más de un año que estuve destinado en dicho Aeropuerto, donde os podéis suponer el tráfico existente que había en el mismo, pues creo que en el llamado Aeropuerto Internacional entonces, podría oscilar el movimiento en las veinticuatro horas del día, de unos veinte aviones poco mas o menos, al punto de que, un Inspector del Cuerpo General de Policía, el Señor Domínguez, padre del popular actor Antonio Banderas, que prestaba allí su servicio (porque allí éramos todos señor tal o cual...), un controlador aéreo,llamado Pedro González, algún empleado de Iberia, o el maître que figura conmigo en la foto, y yo, solíamos jugar una o varias partidas al dominó durante los servicios, para amenizar un tanto los espacios de tiempo, de a veces mas de dos horas entre las llegadas de uno a otro avión. Se me vienen al recuerdo que en muchas de las partidas, Pedro González, que por cierto era un jugador de dominó de primerísima fila, al que sin que sea una fanfarronada, el que suscribe no le iba a la zaga, solía decir, esta es la última partida porque dentro de media hora tengo la llegada de un avión de tal o cual procedencia, asi que me tengo que ir para la torre. En el aeropuerto de Málaga, estábamos entonces, como suele decirse, "como en familia".
Si tal está en la actualidad el Aeropuerto de Málaga, nos enviaran a los que entonces llevábamos todo el timón en el desenvolvimiento del mismo, mi aporte no era de lo mas importante para ello, nos encontraríamos tan despistados como "gallina en corral ajeno" expresión que solía utilizar mi madre.
De aquellos entonces recuerdo un hecho de que un día cuando volaba por la vertical del Aeropuerto de Málaga para tomar tierra, un avión "Super" desde el suelo observaron que el mismo traía dos motores "en bandera" como creo se decía en el argot de la navegación aérea, o sea dos motores, uno de cada lado de las alas, con las hélices paradas y según los pilotos venían así desde la vertical de Córdoba y tuvieron que calmar un tanto al pasaje, dado a que muchos de ellos se dieron cuenta de que volaban con dos motores parados.
Otra de las anécdotas acaecidas, y que dicen lo que entonces era el aeropuerto de Málaga, fue que creo era en el mes de enero o de febrero por la mañana, pero hacía un día de sol como solo en esta bendita tierra suele hacerlo por estas fechas, llegó un avión procedente de Oslo, y mientras descargaba y cargaba los equipajes y cargaba el combustible, las tres azafatas, sentándose por fuera junto a las cristaleras del propio restaurante, y donde daba el esplendido sol de plano, subiéndose las faldas hasta casi la cintura y que se les veían plenamente las propias bragas, estuvieron cerca de una hora tomando el sol, lo que dio lugar a que todos los del aeropuerto se pusieran a mirar el espectáculo tan gratificante, que para los hombres por supuesto estaban proporcionando las tres jóvenes, y yo, como quiera que estaba de uniforme y no parecía muy correcto el que descaradamente me pusiera a presenciarlo como hacían los demás, solía dar algunos paseos por las proximidades y de soslayo, no me perdí del todo tampoco aquella contemplación. Ellas solo se dedicaban a gozar de aquel bendito sol y no paraban de sonreír dándose cuenta de como eran observadas.
Aquel tiempo de servicio en el aeropuerto lo recuerdo con cariño, como todo lo que se hace con ilusión y mucho mas cuando se es joven, solo tenía el inconveniente de que tenía doce horas de servicio diarias, o sea otro Cabo y yo compartíamos las veinticuatro del día, o sea mas tiempo allí que con mi mujer y mis dos hijos que tenía entonces. Pasado un año, quedó vacante la oficina de la Plana Mayor de la Compañía sita en el Puerto de Málaga, la anunciaron, nos presentamos tres, la gané y de estar doce horas de servicio, incluso domingos y festivos, pase a tener cinco horas de oficina por la mañana, dos por la tarde, y todas las noches a dormir en casita, domingos y festivos nada, y disfrutar de los hijos y el tiempo libre que me dejaba mi nuevo destino.
Hasta la próxima entrada.
Al fondo de la fotografía, y como dando la sensación de ser el aeropuerto de un país casi tercermundista, se observa aparcado un avión, el entonces conocido como Super Constellation, y que solía llamarse simplemente "Super". Dicho avión era un cuatrimotor, por supuesto de hélice, el mayor entonces en los servicios de pasajeros, con una capacidad que si no recuerdo mal, lo era de entre ochenta y noventa, y que por supuesto no llegaba a transportar los cien.
Aunque no estoy totalmente seguro de ello, en el momento de realizar la fotografía, casi seguro era el único avión posado sobre las pistas del Aeropuerto de Málaga, pues solo con observar la foto, creo expresa a las claras lo que en sí era el mismo en aquellas fechas, y que oficialmente se le denominaba "García Morato", nombre éste de un piloto de la Guerra Civil en el bando de los nacionales, no se, quizá de la misma escuadrilla en la que pilotaba Carlos Haya, cuyo nombre ostenta el Hospital del que todo malagueño conoce de sobra. El transporte de pasajeros, se realizaban en su mayoría por tres clases o tipos de aviones: uno, el ya mencionado Super Constellatión, con la capacidad de transporte que no llegaba a los cien pasajeros; otro conocido como "Convair", de una capacidad de ente los cuarenta a cuarenta y cinco, y el más popular de todos ellos, en aquellos años me refiero, el llamado DC-3, que solía llevar unos veinticinco o treinta pasajeros.
Aeropuerto de Tenerife Norte
Dos de estos últimos citados se hallan expuestos como una reliquia del pasado, el DC-3, en los límites del aeropuerto y no más de ciento cincuenta o doscientos metros de la fachada principal de la fábrica de Cerveza San Miguel, junto a la carretera N-340, y el Convair, unos cientos de metros mas hacia Torremolinos, pero en la misma línea del DC-3. Yo de lunes a viernes de cada semana cuando voy a casa de mi hija en Guadalmar, desde el autobús los contemplo allí colocados y donde la mayoría de las gentes ni siquiera saben ya lo que supusieron esos aparatos en el desarrollo de España, y al propio tiempo me transportan a mí hasta aquellos años, que al igual que ellos, me hallaba en el pleno apogeo de mi vida, dado a que contaba treinta y cinco años, por tanto van a cumplirse de aquello los cincuenta y cinco, y claro, y aun dando gracias a Dios, yo, aún sigo cruzando el mismo paisaje y las mismas calles que entonces, aunque mejor preparadas, y sin embargo ahí están esos dos "pájaros de hierro" como solían denominarse a los aviones, que además de mí, pocas personas más habrá que al contemplarlos sientan ese cariño que hacia las cosas inanimadas se les toma, cuando como ellos tanto influyeron y tomaron parte en los momentos de la vida en que yo también la gozaba, y que aunque hoy sigo haciéndolo con no menos deleite, si no al contrario, dado a que a ello se suma toda esa descendencia de la que entonces carecía, aunque alguien, y sin duda la principal artífice de ello, dentro de pocos días se cumplirán dieciocho años que abandonó este mundo, y se da la circunstancia, de que hoy precisamente, se cumple el 63º aniversario que la conocí, dado que lo fue, el domingo 27 de enero de 1952.
Churriana desde el Aeropuerto de Málaga
En el poco más de un año que estuve destinado en dicho Aeropuerto, donde os podéis suponer el tráfico existente que había en el mismo, pues creo que en el llamado Aeropuerto Internacional entonces, podría oscilar el movimiento en las veinticuatro horas del día, de unos veinte aviones poco mas o menos, al punto de que, un Inspector del Cuerpo General de Policía, el Señor Domínguez, padre del popular actor Antonio Banderas, que prestaba allí su servicio (porque allí éramos todos señor tal o cual...), un controlador aéreo,llamado Pedro González, algún empleado de Iberia, o el maître que figura conmigo en la foto, y yo, solíamos jugar una o varias partidas al dominó durante los servicios, para amenizar un tanto los espacios de tiempo, de a veces mas de dos horas entre las llegadas de uno a otro avión. Se me vienen al recuerdo que en muchas de las partidas, Pedro González, que por cierto era un jugador de dominó de primerísima fila, al que sin que sea una fanfarronada, el que suscribe no le iba a la zaga, solía decir, esta es la última partida porque dentro de media hora tengo la llegada de un avión de tal o cual procedencia, asi que me tengo que ir para la torre. En el aeropuerto de Málaga, estábamos entonces, como suele decirse, "como en familia".
Aeropuerto de Málaga
Si tal está en la actualidad el Aeropuerto de Málaga, nos enviaran a los que entonces llevábamos todo el timón en el desenvolvimiento del mismo, mi aporte no era de lo mas importante para ello, nos encontraríamos tan despistados como "gallina en corral ajeno" expresión que solía utilizar mi madre.
De aquellos entonces recuerdo un hecho de que un día cuando volaba por la vertical del Aeropuerto de Málaga para tomar tierra, un avión "Super" desde el suelo observaron que el mismo traía dos motores "en bandera" como creo se decía en el argot de la navegación aérea, o sea dos motores, uno de cada lado de las alas, con las hélices paradas y según los pilotos venían así desde la vertical de Córdoba y tuvieron que calmar un tanto al pasaje, dado a que muchos de ellos se dieron cuenta de que volaban con dos motores parados.
Aeropuerto de Málaga
Otra de las anécdotas acaecidas, y que dicen lo que entonces era el aeropuerto de Málaga, fue que creo era en el mes de enero o de febrero por la mañana, pero hacía un día de sol como solo en esta bendita tierra suele hacerlo por estas fechas, llegó un avión procedente de Oslo, y mientras descargaba y cargaba los equipajes y cargaba el combustible, las tres azafatas, sentándose por fuera junto a las cristaleras del propio restaurante, y donde daba el esplendido sol de plano, subiéndose las faldas hasta casi la cintura y que se les veían plenamente las propias bragas, estuvieron cerca de una hora tomando el sol, lo que dio lugar a que todos los del aeropuerto se pusieran a mirar el espectáculo tan gratificante, que para los hombres por supuesto estaban proporcionando las tres jóvenes, y yo, como quiera que estaba de uniforme y no parecía muy correcto el que descaradamente me pusiera a presenciarlo como hacían los demás, solía dar algunos paseos por las proximidades y de soslayo, no me perdí del todo tampoco aquella contemplación. Ellas solo se dedicaban a gozar de aquel bendito sol y no paraban de sonreír dándose cuenta de como eran observadas.
Aeropuerto de Málaga
Aquel tiempo de servicio en el aeropuerto lo recuerdo con cariño, como todo lo que se hace con ilusión y mucho mas cuando se es joven, solo tenía el inconveniente de que tenía doce horas de servicio diarias, o sea otro Cabo y yo compartíamos las veinticuatro del día, o sea mas tiempo allí que con mi mujer y mis dos hijos que tenía entonces. Pasado un año, quedó vacante la oficina de la Plana Mayor de la Compañía sita en el Puerto de Málaga, la anunciaron, nos presentamos tres, la gané y de estar doce horas de servicio, incluso domingos y festivos, pase a tener cinco horas de oficina por la mañana, dos por la tarde, y todas las noches a dormir en casita, domingos y festivos nada, y disfrutar de los hijos y el tiempo libre que me dejaba mi nuevo destino.
Aeropuerto de Málaga
Hasta la próxima entrada.
Aeropuerto de Tenerife Norte