lunes, 16 de junio de 2014

Indolentes y algo más


Un hecho acaecido el pasado jueves, y que no es el primero en relación al mismo tema, me trae hoy a dar la titulación a esta entrada.

Como cito anteriormente, cuando el jueves pasado venía en el autobús desde la casa de mi hija hasta la mía, y ocupando uno de los asientos de color rojo, reservado para personas con minusvalías de movimiento por diferentes causas, cosa que vengo haciendo desde hace bastantes días, a fin de que no sean ocupados por quienes no les alcance su uso y luego no los ceden a nadie, fui actor, además de testigo, del siguiente hecho.

Dos o tres paradas después de tomar yo el autobús y ocupar el asiento de color rojo como he dicho, y el otro asiento de igual consideración ocupado, ese vehículo contaba solo con dos asientos rojos,  por una señora de una edad creo bastante cercana a la mía, con la añadidura de que sus facultades de movilidad, lo eran a ojos vista, bastante inferiores a las mías, subía otra señora, sin duda coetánea a nosotros dos, pero en esta ocasión  ayudada por una muleta para su caminar. 

Tres de los asientos mas próximos a los nuestros, iban ocupados por tres jóvenes casi adolescentes, dos chicos y una chica, y en otro asiento un poco mas distante que los otros, pero también desde donde sin duda era presenciada la llegada de la señora de la muleta, por otra chica, aunque creo podría estar cercana a los veinticinco años de edad. Los cuatro iban, como la inmensa mayoría suelen hacerlo en la actualidad, manipulando sus teléfonos móviles, y tan embebidos en ellos, que incluso, y pude observarlo, que algunos de ellos levantando la mirada hacía donde sin duda hubieron de presenciar la llegada de aquella anciana, y con alto grado de carencia para su movilidad, mostrándose totalmente indiferentes a tal circunstancia, que ninguno de los cuatro, tuvo la deferencia, por no catalogarlo por ejemplo con la poca educación, de ceder su asiento a la misma, por lo que a la vista de ello, tuve que ser yo quien lo hiciera, y que sin duda era la persona de mayor edad que iba a bordo del vehículo.

Son frecuentes las ocasiones en que se oyen a personas de distintos estamentos de la sociedad el decir que hoy "tenemos la juventud mejor preparada de todos los tiempos", y yo no dudo de que en cuanto a eso, preparación, sea cierta, pero, añado yo, también, con un grado de mayor indolencia de la que nunca tuvo, no la juventud, si no el resto de la sociedad. Y el caso es que luego, y cuando se trata de "protestar", se hacen grandes alardes de solidaridad y ayuda a quienes se consideran mas débiles. 

Creo, y esto es solo una consideración mía, que la formación de los jóvenes se realiza en la ESCUELA, así con mayúscula, pero una cosa es la formación y otra la educación, de la que, y como solemos decir los "viejos", en nuestras propias familias, se nos aconsejaba el respeto a los mayores, ceder los asientos y las aceras a personas mayores o con cualquier deficiencia, y así todo lo que se llamaba educación o civismo. Incluso hasta en la Guardia Civil se nos daba enseñanza sobre ello, y se me viene a la memoria que en uno de los artículos de la llamada Cartilla, se indicaba lo siguiente: "En la calle, cederá la derecha no solo a los jefes militares, si no también a la justicia de los pueblos en que esté, a todas las autoridades en cualquier carrera del estado, a toda persona bien portada y en especial a las señoras, lo que será una muestra de subordinación para unos, de atención para otros y de buena crianza para todos". Pues de eso es de lo que yo me quejo, que gran parte, no solo de la juventud, sino también de la sociedad hoy se carece, que es de la buena crianza. A lo mejor no faltara alguien que diga para sí: "¡Qué antiguo es éste!"... Pero eso no es culpa mía de haber nacido hace tantos años y de haber sido criado en aquellos ambientes, que aunque con muchas otras carencias, por cuanto a lo que se ha dado en llamar civismo, creo se nos enseñaba algo mas que hoy. Si equivocado estoy, pido perdón por ello.

Ah, no quiero dejar de citar que en la mañana de tal día como hoy, pero de hace cincuenta y cinco años, yo llegaba a la entonces estación de Málaga, tan distinta a la que es hoy, procedente de Madrid, luciendo mis flamantes galones de Cabo de la Guardia Civil a que fui ascendido el día anterior 15 de junio de 1959, y donde a mi llegada me esperaba mi mujer con mis dos hijos, el mayor con dos años y el otro con un año y algo más de dos meses y que el día anterior, el mismo en el que yo ascendí, echaba a andar. Sin duda fue uno de esos días que señalan uno de los hitos mas importantes en la vida de las personas. Tanto en mis memorias como en alguna de las entradas en este blog, he hecho extenso relato de lo que supuso aquel acontecimiento.          

Vale por hoy. Hasta la próxima entrada.

4 comentarios:

Carmen dijo...

Que gracia la viñeta que ha puesto tu Editor, debe ser de algún país de Sur América por que Doñita sólo se dice por allí, y sólo por allí educan a los niños en esos valores, como aquí antiguamente, es una pena pero en el bus que yo cojo veo veces a una abuela de pie, y la o el niñ@ sentado, eso sí no hay sitio que sí hay se sientan la niña y la abu o la madre, según quien la lleve... Y tu de pie. Pero en fin es lo que hay, ya vendrán tiempos mejores en que cuides la Becerra ja ja ja ja.

Unknown dijo...

Pues si tito, es una vergüenza. También lo he vivido en el bus y metro de Barcelona, pero sin ir más lejos la semana pasada con mi madre en el Tranvía, tres mujeres entre treinta y cuarenta años, con la cabeza agachada disimulando con el móvil..., pero algún día también necesitarán esos asientos rojos y posiblemente se den cuenta del poco civismo que tuvieron en su momento.

Rafa dijo...

Cuando dicen "autobús" quieren decir "guagua", ¿no?

A mí es que lo de autobús me suena raro...

El abuelo de Villaharta dijo...



Sí, "mi niño".