miércoles, 4 de diciembre de 2013

Santa Bárbara. Patrona de los Mineros y del Arma de Artillería




Creo que fue tal día como hoy pero de hace dos o tres años, traje a la entrada de este Blog la festividad de Santa Barbara, cuya celebración la realiza la Iglesia Católica en esta fecha. Como figura en el asunto de esta entrada, Santa Bárbara es la Patrona de los Mineros y del Arma de Artillería, y  la cual fue mi Patrona por ambos casos, de Minero y de Artillero.
  
Hoy, y por ese no se qué, que nos embarga a los "mayores", me he retrotraído en el tiempo casi setenta años atrás, y de nuevo me he encontrado cumpliendo el servicio militar allá en Sevilla. Cada vez que llegaba el Patrón o Patrona de algún Arma o Cuerpo del Ejército, incluso donde yo me encontraba en la Capitanía General, solíamos tener comida especial, y en los demás Regimientos o Unidades, solían  unirse, no como  los que celebraban la festividad de su Patrón o Patrona, pero sí a lo mejor adelantando el horario de la salida de paseo de la tropa. Y precisamente a esto es a lo que quiero referirme en la entrada de hoy.

Cada domingo, día festivo, y también en la celebración de sus patronos, las calles de Sevilla eran un inmenso hormiguero de soldados, yendo de unos puntos para otros, en los bares, o tascas para mejor decir, que eran los mas frecuentados por ellos, que digo yo, por nosotros, los cines y otros espectáculos, tales como el fútbol, en el que había entradas a precios especiales para los militares sin graduación. Y como quiera que entonces solo se libraban del servicio militar, los dados por inutilidad física, y los hijos de viuda, en cuyo hogar se hiciera necesario para la supervivencia el jornal del llamado a filas, cada reemplazo aportaba una cantidad ingente de reclutas, y si además, como cuando yo ingresé, que nos juntamos tres reemplazos, había soldados, no para inundar Sevilla como sucedía en las horas de paseo, si no que incluso eran empleados en infinidad de cuestiones, de lo que seguro hoy, incluso hace años, habrán desaparecido.  

En aquellos años, no solo los soldados que forzosamente habían de ir de uniforme, si no también, Suboficiales, Oficiales, Jefes, e incluso Generales, solían ir casi siempre de uniforme, y creo ello era el propio rescoldo que había dejado la guerra civil española. Así eran numerosos los militares que vistiendo sus respectivos uniformes paseaban por las ciudades, Se daba también el caso de que los coches oficiales, tanto de los Generales del Ejército o Guardia Civil, si no también de otros organismos del Estado, y hasta de la propia Iglesia, como digo los coches oficiales en los que viajara un alto cargo, llevaban en la parte delantera del automóvil, un banderín que indicaba el empleo o cargo a quien transportaba el vehículo, y estas enseñas, no solo eran empleadas en los actos oficiales, sino en cualquier momento en que el vehículo era ocupado por quién al que correspondía el banderín colocado. 

A este respecto quiero señalar, que el Cardenal Segura, de Sevilla, cada vez que salía utilizando el coche, llevaba colocado el banderín correspondiente, del que en las clases teóricas a los soldados, se les enseñaba el significado de cada banderín, y al que que había que saludar obligatoriamente, y que no se si sería cierto, o era la mala fama y concepto que los soldados tenían de él, que comentaban que en  alguna ocasión si el soldado no lo saludaba debidamente, en su propio coche lo llevaban al acuartelamiento más próximo para que lo corrigieran según la falta cometida. Circulaba una especie de acertijo que decía así: "¿En que se parece el coche del Cardenal Segura, a una aceituna ?", y la respuesta era que "llevaba el hueso dentro".

Esto del uso de los uniformes por parte de la mayoría de los militares, aun sin estar en actos de servicio, era general en todas las ciudades españolas, aunque en honor a la verdad, también el ir vistiendo el uniforme, les eximía de vestir el traje de paisano, que en no pocos casos,  posiblemente hasta carecieran de él.

Bueno me voy a licenciar, que ya hace mas de sesenta y cinco años que me concedieron el permiso ilimitado, que se transformó en el licenciamiento.

¡Cuan difícil resulta ver hoy un soldado paseando por la calle! Comparándolo con mis tiempos, como solemos decir los pasados en años, "¡cómo ha cambiado todo!".

Hasta la próxima entrada, que procuraré no sea de militares, que eso ya no está de moda, como entonces, si lo estaba.

1 comentario:

Carmen dijo...

Ja ja, que bueno lo del Cardenal. En Málaga no habría tantos soldados como en Sevilla pero si hubo un tiempo en que se veían mucho por la calle, los de Campamento Benítez, los Gurripatos.... Y cuando llegaba algún barco donde cumplían la mili se llenaba calle Larios de marineros, seguramente por su proximidad al puerto, todo eso se perdió así como las filas de seminaristas que bajaban por la calle de la Victoria cuando iban de paseo y aunque no tienen nada que ver con los soldados, forman parte de mis "Recuerdos" que yo también tengo memoria, no vais a ser sólo tu y Solbes ja ja ja. Bss.