martes, 23 de julio de 2013

Caminando a bordo del tiempo




Cuando los años rebasan los que se desearían tener, solo con pararte un instante a mirar hacía atrás, puedes observar, como a medida que han ido sucediéndose el paso de los días, todo, o casi todo va cambiando, en ocasiones para bien, en otras no tanto, y en otras para lo más malo o lo peor. A veces, unos con otros acontecimientos se alternan tan de momento, que no te da tiempo a lamentarte del mal acaecido, o de deleitarte del bien pasado. Quizá en mí, en un periodo de aproximadamente un mes, se me ha dado tal circunstancia. Allá por la primera quincena del pasado mes de junio, se me dio una de las crisis en cuanto a mi salud se refiere, de las que como se dice en el inicio del Quijote, de cuya cuestión no quiero acordarme. Sin duda fueron días, de los que aún mermado de facultades para su recuerdo, han conseguido dejar cierto poso de desventura, que como indico anteriormente quiero pasarlo al rincón del olvido. A escasos días del inicio de mi dolencia y como consecuencia de la pericia del médico que me operó, con la ayuda de Dios, y como no, con la añadidura del cariño y cuidado de todos los míos, comencé una recuperación que pronto me sentí casi totalmente repuesto del trance sufrido. 

En el día de ayer, acudí a la última cita que por el momento me tenía hecha el doctor que me intervino, y a la vista de las diversas pruebas realizadas sobre el particular, puede decirse que ninguna secuela desfavorable  me ha quedado, dándome el consejo de poder realizar una vida de total normalidad, salvo algún que otro consejo, que bien podrían habérseme dado por alguno de mis hijos o algún otro ser querido.

Pero recurriendo a uno de los mas populares dichos, lo doy por aceptado eso de "que no hay mal que por bien no venga". No se si como su consecuencia o que tal vez lo haya sido por casualidad, desde que fui dado de alta del hospital, hasta incluso el día de la fecha, en primer lugar, tengo la sensación, no la sensación, sino la certeza, que de todos esos seres queridos que me rodean a los que me parecía que ya era imposible el apreciarlos más, ahora es verdadera la adoración que por todos ellos siento, y que ninguna otra cuestión en la vida puede comparársele. Teniéndolos conmigo, por mas que satisfecho me doy.

Por otra parte, y posiblemente también por pura coincidencia, en ese espacio de tiempo, he tenido la suerte de asistir a varios eventos, especialmente comidas y cenas, de lo cual nunca me habían parecido el obtener de ello tal deleite y satisfacción. Pudiera destacar entre ellas, una cena  en beneficio de una ONG, en el muelle número uno del Puerto de Málaga; otra cena, ésta celebrada en un Restaurante de Marbella, para mí uno de lugares mas románticos y bellos de los que hasta entonces había asistido, y, por último, hoy mismo una comida en compañía de mi hijo mayor, y de un entrañable amigo, que por añadidura es hijo, del que no lo fue menos entrañable su padre, durante muchos años, y me ha traído al recuerdo, las muchas veces que con él y otros compañeros, lo hicimos a lo largo de una travesía bastante dilatada.

A todo esto que dejo señalado, nunca hasta ahora, dejaba en mí ese regusto de estar deleitándome tal me sucede actualmente. Y conste, que no organizado a propósito como tal desquite de mi reciente contrariedad en la salud, sino que creo que el propio subsconsciente te dicta y señala, que en cualquier momento puedes recibir el desenlace final, y los que hemos tenido la dicha de venir al mundo, con la añadidura de lo bienaventuranza que la mía ha sido, gocémosla tal se lo merece el que hayamos sido unos de los elegidos en venir a la vida.

Posiblemente la satisfacción y la alegría de haber remontado con todo éxito mi ultima peripecia por cuanto a mi estado de salud, me haya vuelto un tanto eufórico y lo que si es cierto que el mundo lo contemplo con otro color, que pese a lo bello de mi contemplación anterior,no ha sido óbice para que aun haya podido ser mejorado.

Hasta la próxima entrada.

2 comentarios:

Luis Carballeda dijo...

El apreciar los pños detalles y valorar la Cia de la gente cercana es algo que todos deberiamos hacer sin esperar a tener cierta edad o tener algun percance.
Siga disfrutando mucho tiempo

Carmen dijo...

Me alegro de que lleves una "intensa" vida social, eso es señal de que tu recuperación es total. Ah! Que no abandones el blog, que últimamente estás un poco vaguillo. Bss.