jueves, 11 de julio de 2013

11 de julio. San Benito

Romería de San Benito Abad en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife)

Sin duda y en relación a esta efemérides, comprendo sea demasiado pesado en cuanto a recordarlo de aquel del que hoy hace ochenta y dos años, y que tanto, todos los míos, como los que llevéis algun tiempo haciendo entradas en este blog, ya tenéis demasiado conocimiento, dado a que ni un solo año dejo de citarlo.

Hoy, solo unas cuantas palabras para refrescaros la memoria y decir que se trató que aquel 11 de julio de 1936, ya en las mismas vísperas del inicio de la Guerra Civil Española, que fui llevado por mi padre para el cumplimiento de una promesa, que con motivo de una alteración en mi salud hizo mi madre y que habría de cumplirse yendo a la ermita de San Benito, de la localidad de Obejo, limítrofe con Villaharta, mi pueblo. Ya creo que en esta fecha del pasado año, hice un pormenorizado relato de aquel acontecer. 

Llegar esta fecha y transportarme en el recuerdo hasta aquel lejanísimo día, parece como si me adentrara en un mundo tan distinto, como distante del actual, que lo único que no ha variado es que yo en este instante estoy siendo el protagonista de ello, y que al igual lo fui hace esos ochenta y dos años. Sin embargo, esta entrada de hoy está especialmente dedicada a esa mi madre, que aún haciendo ya más de 19 años que nos dejó para siempre, como el recuerdo de una madre, creo es lo último que pasará por el recuerdo antes de traspasar el umbral de la vida hacia la muerte, pienso que de haber seguido viviendo hoy, posiblemente también hubiere prometido a lo mejor, hasta de habernos trasladado los dos hasta Obejo y con ello dar las gracias al santo del que hoy celebra su fiesta la mencionada localildad, por haber salido victorioso del contratiempo por cuanto a mi salud he padecido recientemente. Y es que, pese a que los años transcurran y muchos sean los que la autora de nuestros días haga que nos dejó, cada vez que un contratiempo, máxime si encierra cierta gravedad, cada lamento, cada quejido que la propia dolencia te haga dar, siempre, siempre, siempre, ese ¡ay!, va seguido de la palabra "madre", que sin duda en ningún otro refugio encontrará tanto amor,  cariño y deseo de curación.

Igualmente y trayendo a la memoria, la primera vez que yo salía de mi pueblo, salvo aquella que cuando contaba cinco meses de edad mis padres me llevaron a Pozoblanco donde me hicieron la primera fotografía de mi vida, también he recordado a mi padre, dedicando por tanto esta humilde entrada como homenaje de gratitud a cuanto mis hermanos y yo, recibimos de su total entrega y muchos sacrificios, dado las dificultades que entrañaron aquellas travesías por el discurrir de  nuestra existencia, y pese a los muchos años que llevo vividos y otros muchos que Dios tuviera a bien concederme, que pese a su benevolencia difícil se lo pongo, no pagaría el agradecdimiento que le debo a ambos, aunque cada segundo de la vida le hubiese estado diciendo "padre, madre, gracias por todo cuanto por nosotros hicisteis". Pasando por mi memoria todo aquel devenir que bajo su protección y cobijo y aun sin olvidarme de todos los años que ya sobre mí pesan, recordando a mis padres, parecen llevarme hasta cuando menos esos mas de ochenta años pasados. Así de insignificante se siente uno al compararse con ellos. Hoy he tenido un tiempo, mientras he estado escribiendo esta entrada, que he sido UN NIÑO.

Hasta la próxima.

1 comentario:

Carmen dijo...

Que suerte poder recordar cosas de hace más de ochenta años, como siempre me asombro de esa lucidez de tu mente y ese supercerebro que tienes que permite que tengas sensaciones tan reales como las de sentirte un NIÑO recordando tus vivencias, así que Enhorabuena y que sigas disfrutando de la vida con esa calidad de la misma que disfrutas. Bss.