domingo, 2 de junio de 2013

Corpus Christi

Corpus Christi, Texas, Estados Unidos

Hoy celebra la Iglesia el día del Corpus Christi, o día del Señor como siempre, o cuando menos en mi pueblo se decía, lo que pasa es que antes se celebraba en jueves, y hoy se hace en domingo. 

De entre los muchos días del Señor que yo llevo pasados, sin duda creo que de los que mas me dejaran recuerdo son dos, el uno del año de 1942 y el otro de 1950, y cada uno por causa o motivo distinto. No es que fuere por un caso demasiado importante,  pero sí que dejaron huella en mí. Comenzaré siguiendo el orden cronológico. 

En 1942, no recuerdo exactamente en que día se celebró, lo que si se exactamente, es que un grupo de unos diez o doce hombres nos encontrábamos segando una gran haza de trigo en una finca cerca de la Calera. Esta faena la llevábamos a destajo, o sea contratada por un número de jornales y así cuanto antes la termináramos, mas ganábamos. En tan señalado día y los cuatro solteros que formábamos parte de la cuadrilla, acordamos ir al pueblo -Villaharta se entiende- a pasar tal festividad. Para ello y a fin de no perder el jornal, por el manijero se nos señaló una faena y así tan pronto la termináramos tendríamos vía libre para marcharnos. Cuando apuntaban las primera claras del día ya habíamos dado comienzo a ello, y claro contando también con la benevolencia con que se no señaló, no serían mas de las once de la mañana, cuando tomábamos el camino del pueblo y que pese a la distancia del tajo que no sería menor a los diez o doce kilómetros, poco mas de las doce serían cuando se alcanzaba la meta. 

La festividad para nosotros consistía en tomarnos unas copas con los amigos, el paseo. y lo principal, la celebración del baile. Así, y por cuanto a mí se refiere, aseado en un baño de cinc que lleno de agua mi madre tenía colocado en el patio, o corral de la casa como nosotros le decíamos, y hala a disfrutar del día. Así y para no hacer demasiado pesado este relato y como suele decirse, ir directo al grano, el baile terminaba cuando seguramente no iría menos de cuando faltaba no más de una hora para el amanecido. Cambio de ropa de paseo por la de faena y acelerando para llegar a tiempo de comenzar la nueva jornada, poníamos rumbo al tajo. Algo má
s de de la mitad del camino llevábamos recorrido y gracias que lo era por una especie de llano, debido al cansancio y la falta de descanso, me quedé dormido andando y fui a caer sobre unos matojos produciéndome varios arañazos en cara y cuello. Una hora después ya estábamos segando y con no poco sacrificio deseando llegara la hora del almuerzo para que las aproximadamente hora y media que dedicábamos a la siesta, reponerte en parte lo necesario de recuperar energías para terminar la jornada. 

Así se trabajaba y esos eran los sacrificios que había que afrontar si se quería pasar unas horas de asueto. De lo contrario había que perder el jornal, y aunque pueda parecer insignificante, no así lo era.     

Ahora vamos con la segunda parte de lo que también conservo en el recuerdo, aunque por motivos distintos al caso anterior.

Vamos a ello. El día del Corpus Christi del año 1950, se celebró el jueves 8 de junio. Entonces yo me encontraba en la Academia de la Guardia Civil de Úbeda. una de las que había en España en dichas fechas, como Guardia Alumno, desde hacía dos meses. Dada la solemnidad que a tal fecha se le concedía, los componentes de la promoción desfilamos en la procesión que a tal fin se celebró en tan señalado día y localidad mencionada. 

Lo que me hace señalar como dato singular de aquel día, lo era, el que por vez primera, como al resto de mis compañeros les aconteció, vestía el uniforme de paseo de la Guardia Civil, y el uso del "tricornio" como primera vez en un acto oficial. De aquel acto y como recuerdo, me hice una fotografía en la plaza del Ayuntamiento de Úbeda. junto a mis compañeros Juan Dueñas Romero, en el centro, y Francisco Duzmán Cortés, el de la izquierda en formación. Yo, por tanto, soy el de la parte derecha, Treinta y un años estuve vistiendo el uniforme de la Guardia Civil, pero ya llevo treinta y dos que dejé de vestirlo, por haber causado baja al cumplir la edad reglamentaria.


De ambos episodios, y pese al tiempo transcurrido, guardo su recuerdo. Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

¡Que cambio entre una y otra celebración! Aunque en la primera te lo pasaste muy bien, nada que ver con la segunda en que ya habías encauzado tu vida y el la foto se ve el orgullo y la satisfacción que te producía el vestir por primera vez el uniforme del Cuerpo. Me alegro de que todas tus aspiraciones se cumplieran tanto en el ámbito profesional como en el personal, este todavía más importante. Por todo ello ¡enhorabuena Sub-Teniente Galán!. Bss.