viernes, 27 de enero de 2012

Otro veintisiete de enero


Como desde hace hoy 60 años, cada vez que llega este día en que era domingo, en el año de 1952, no puede por menos que venirme al recuerdo, que por esa otra casualidad de la vida conocí a la mujer que me llevó a cuarenta y cinco años de felicidad plena con la añadidura de que me dio la descendencia de la que siempre tan orgullosos nos sentimos. Creo que nada me quedaría por añadir a todo cuanto en las diferentes efemérides en que desde que entro en este blog se han sucedido, he dejado constancia de todo ello, pero sí, nunca sería lo suficiente en dar gracias a Dios por cuanto supuso aquel casual encuentro. La vida de toda persona está jalonada de circunstancias casuales, en las que va marcando el camino de cada cual. Yo en la mía, se ha dado en la casi todalidad, por no decir siempre, todas esas casualidades lo fueron, y lo siguen siendo, en beneficio de mi propio discurrir por la misma, lo que me han hecho ser un afortunado de la misma.

Hoy, la multitud de circunstancias favorables de las que gozo, se ven un tanto empañadas por la situación, en que el unico hermano varón que me queda, padece un grave estado de salud y de lo que tuve exacto conocimiento en el día de ayer. Pero así es la vida, que al igual, que en mi caso, casi siempre lo han sido acontecimientos felicísimos, de vez en vez, y con mucho menos espaciados en el tiempo lo van siendo a medida que los años pasan, no dejan de llegarnos otros acontecieres, que también dejan profunda huella en nosotros. Y así seguirá sucediendo, aunque los hechos de una u otra índole más o menos felices, no lo estan equitativamente distribuídos entre los que vamos transitando por este valle de lágrimas. Yo gracias a Dios, hasta hoy, me encuentro entre los afortunados y sigo solicitándole lo sea así hasta que Él disponga.

Con esta entrada, un tanto dispar entre lo relatado, doy finalizados los días de sequía en que estaba el mismo. Hasta la próxima.

sábado, 21 de enero de 2012

El tercer y último paso



Aún sin haber siquiera descansado del segundo paso que daba hace ocho días, en apoyo de mi nieto y editor, Rafita, aquí me tenéis hoy decidido a subir esta cuesta de TREINTA Y CINCO DÍAS, dividida en dos tramos, la primera la de enero de la que ya solo quedan diez, y la segunda, esta más larga, que son los veinticinco primeros del próximo mes de febrero, y como en la anterior y con mas empeño si cabe con el mismo cometido y misión, en que me había empeñado en las dos anteriores.


Rafita, fuerza no te falta, voluntad te sobra, y la inteligencia te puedes dar el lujo de prestar a cualquiera parte de la muchísima que te rebosa, así que como siempre, el auxilio que puede prestarte tu abuelo, lo es solo en el acompañamiento y el suministrarte el posible aliento que en algún momento pudiera comenzar a flaquearte, aunque si otro apoyo precisas de mí, no dudes en pedírmelo, que aún suponiendo de que yo no lo tenga, como es seguro, sabes que emplearé toda mi influencia, que para ello me sobra también voluntad, y ten la seguridad que te llegará en la cantidad suficiente en que precisa te sea.

Aunque todavía no sabemos la puntuación del examen practicado el día 14 del presente enero, damos por descontado, que según tu propia definición, "lo habías clavado", ya solo nos queda, y digo nos queda, porque no solo tú, sino además de tus padres y tu abuelo, son bastantes más los que caminan junto a nosotros en esta romería, que seguro estoy celebraremos al final, aunque a algunos tengan como suele decirse, que "empeñarse hasta las cejas", para hacer frente a lo que le va a costar la "juerga" .

Y además, otra cosa tengo que decirte, que el día 25 de febrero, fecha de tu tercer y último examen para sacar adelante esa tan dificilísima oposición, es la festividad, entre otras de San Cesáreo, pues tu bisabuelo, como bien sabes se llamaba Cesáreo, nació un 25 de febrero; un 25 de febrero se fue, sin duda al Cielo, y desde allí, seguro estará gestionando lo que solemos decir los andaluces, "que no le falte de ná a su bisnieto", y ve con la confianza que también él lo conseguirá para ti, cuanto solicite.

Así, que Rafíta, utilizando un símil de la tauromaquia, "suerte y al toro", y camina tranquilo que yo no me separaré de ti ni un solo paso para estar pronto a cualquier eventualidad que pudiera surgir. Si largo es el camino y muchas dificultades presenta su travesía, no le faltan al caminante recursos de toda índole, para llegar hasta la meta final, sobrado de energías, y lo que es más importante de TALENTO.

Rafita, tu aporta todo lo que tienes, el resto lo pondrá tu abuelo, que no es poco.
No te dejes en casa este fuerte abrazo que para todo el camino te manda tu abuelo, Rafael.

martes, 17 de enero de 2012

Han pasado sesenta y ocho años




Esta mañana y como consecuencia de haber pasado una noche solamente regular, a causa de una instilación que me verificaron en la tarde de ayer en el Hospital Parque de San Antonio de esta capital, amanecí en la mañana de hoy festividad de San Antón,en una situación de debilidad física, que como suele decirse, "estaba pal'arrastre". Pese a que posiblemente debieron darme algunas décimas de fiebre solamente los muchos inviernos pasados sobre mí acarrean tales estados.

Volviendo la vista atrás, nada menos que 68 años, o sea el día de San Antón de 1944, se me vino al recuerdo lo acaecido en la yá tan lejanísima fecha, lo que forzosamente me ha llevado, y prescindiendo del dicho de que toda comparación es odiosa, a establecer esa comparación de lo que entonces tenía 18 años de edad, y hoy como cito anteriormente han transcurrido esos sesenta y ocho.

Ese tan lejano día, yo me hallaba trabajando en la fábrica de aceite de la finca denominada La Calera, término municipal de Obejo de la provincia de Córdoba y limítrofe con el mío. Como quiera que la ya tan repetida festividad de San Antón tenía una arraigada tradición en aquella localidad, por acuerdo del arrendatario de la finca y de mutuo acuerdo con los manijeros de tanto los vareadores como de las recogedoras de la aceituna, dispusieron señalar como festivo y por tanto dar holganza tanto a los trabajadores y trabajadoras citadas, como al resto del personal que lo hacía en otras actividades.

Semejante determinación suponía para mí la posibilidad de alcanzar unos deseos que desde hacía unos veinte días no dejaban descansar mi imaginación. Desde hacía esos días, yo había establecido mis relaciones amorosas, o sea, como solía, o suele decirse, me había echado la primera novia de mi vida. Como quiera que los tiempos cambian que es una barbaridad, de aquel ayer al hoy, no hay siquiera ni punto con que compararse la forma de llevarse los noviazgos, aunque incluso en la actualidad, ni siquiera suelen denominarse novios en la mayoría de los casos. En fín que entonces, hasta para solo dar un beso a la novia había de hacerse cuando las circuntancias lo permitían, que no eran otras que las de hallarse la pareja completamente sin nadie a su alrededor que pudiera contemplar semejante "pecado".

Sobre la hora en que yo me levantaba esta mañana, aproximadamente a las nueve,
un tanto maltrecho por la consecuencia de mi estancia en el hospital en la tarde de ayer, partíamos hacia Obejo el 17 de enero de 1944, no menos de setenta u ochenta personas, parte de la faneguería, de cuya peregrinación yo componía, juntamente con mi flamante novia, parte de la misma. La distancia de la finca hasta el pueblo debía estar en los aproximados seis o siete kilómetros. aunque en la ída y utilizando algunas trochas, debía acortarse en algún kilómetro y cuyo tiempo empleado en su recorrido debió rebasar en poco una hora. Aparte de asistir a la procesión del Santo, en el pueblo solo quedaba el caminar de bar en bar, tomando alguna copa de vino u otros licores, en cuyo menester, y previa complicidad, de sobre todo los que teníamos novia, hicimos prolongar la jornada hasta que comenzaba el anochecido. En este caso, y creo excuso decir la intencionalidad del retraso en la salida, tambien nos obligaba a caminar carretera adelante, lo aque a la vez que alargaba el camino lo hacía tambien en prorrogar el tiempo para su finalización y lo que era lo principal y la causa que nos hizo llegar a la prolongación de la jornada, darnos la facilidad, de como por ejemplo a mí, besar por primera vez a una novia.

Ni el ajetreo del caminar en la ida y vuelta, ni todo el día en el pueblo como cité anteriormente de bar en bar, sobre todo el trayecto de la vuelta, me pareció habia transcurrido en un soplo, y mi estado de ánimo terminaba todo el discurrir de la jornada con la energía suficiente y no menos el deseo, de haberla continuado otras veinticuatro o cuarenta y ocho horas más.

¡Qué destrozo físico y también en el anímico, produce el paso de SESENTA Y OCHO AÑOS! Pero aparte de todo, hay que dar gracias a Dios de que aún, ande por estos mundos y tenga la oportunidad de traer al recuerdo tan lejanas y agradables vivencias, aunque para ser sincero, tengo que reiterar mi agradecimiento porque tampco me faltan alicientes y deseos de seguir viviendo al día de hoy.

Hasta la próxima entrada.

viernes, 13 de enero de 2012

Segundo paso



El día 11 de noviembre pasado, hacía una entrada en este blog, la que iba dedicada en exclusiva a mi nieto Rafael, o Rafita como solemos llamarle toda la familia. Esta de hoy vuelve a tener la misma intención y también el mismo motivo por la que hice la anterior, o sea, el segundo examen en relación con la difícil oposición a la que se está enfrentando. Igual que en el anterior, para el examen de mañana estoy en disposición permanente, si no de chivarte en lo que te surja alguna duda para resolver, porque puede ser "que no lo sepa", pero ten la seguridad que con todo el deseo que emplearía en poderte ayudar, sería lo suficiente para que tu preclara inteligencia se fuera derechita a la resolución del problema e incluso pudiera llegarte que la influencia de tu abuelo había puesto de su aparte algo importante para que llegaras a ello. No sé las horas en que será mañana el examen, pero posiblemente a esta hora de las doce menos veinte de la mañana estarás inmerso en la resolución de cuanto te hayan puesto, y hazlo con tranquilidad, que tu abuelo a partir de ya, va estar vigilante para que nada ni nadie pueda nublar en lo mas mínimo lo que llevas almacenado en tu cabecita y que seguro se verá plasmado en los folios que vas a utilizar.


Cuando mañana sepa la hora en que se dará por finalizado el examen, poco después llamaré a tu casa para que seguro habrás dado la noticia de cual sea tu impresión con la que has salido. Un fuerte abrazo de tu abuelo, "que soy "elabuelodevillaharta", Rafael.

lunes, 9 de enero de 2012

Recuerdo que destroza el alma



Me parece mentira, pero hace quince años. Hoy 9 de enero se cumplen quince años en que mi mujer salió de esta su casa para no volver jamás a ella. Aquella mañana del 9 de enero de 1997, y también a las nueve horas, salíamos para el Hospital Parque de San Antonio. La situación física en que se encontraba élla, me hacía a mí tener el presentimiento de que nunca más volvería aquí. Veinticinco días después tomaría el definitivo camino hacía la eternidad. En esta casa, donde ella reinó durante más de cuarenta años, dejó esa forma de ser y sentir tanto en cuanto como esposa y aún si cabe todavía más, como madre. Tan profundamente caló en el sentir de sus hijos, como en mí como marido, su bien hacer, que por mucho tiempo que dediquemos en agradecerle todo cuanto supo dejar sobre todos, faltarían muchísimos años más, para medianamente poder devolverle todo a lo que se hizo acreedora.

A medida que los años pasan, por cuanto a mí respecta, mas se acentúa ese agradecimiento por los muchos años de felicidad y, en que juntos, creamos una familia de la que, posteriormente se formaron otras y de lo que tan orgullosos nos sentimos. Para TI, y desde donde estés, he de decirte, que al día de hoy continúan su caminar por la vida, por la misma senda, o quizá mas si pudiera ser, de lo que sin duda mucho debieron copiar de su madre. Gózalas desde ese lugar privilegiado en que seguro te hallas por tus merecimientos en esta vida. Mi agradecimiento a tu recuerdo, sigue siendo cuestión inolvidable.


Gloria, tu nombre fue fiel reflejo de como eras, y como tu proceder. Hasta siempre.

viernes, 6 de enero de 2012

La festividad de Reyes, a través de los años


Sin lugar a dudas, el paso del tiempo casi todo lo cambia. Esta mañana y como es costumbre en mí, me he levantado temprano, y digo temprano, porque cuando yo suelo levantarme, todavía aún ni la aurora lo ha hecho. Pero voy a dejar de irme por otros vericuetos y vamos derechos al grano.

Para hacer honor al título que he dado a esta entrada, y cuanto voy a exponer lo será por el momento en cuanto a mi personalmente se refiere, para poder hacer una comparación con una perspectiva más amplia, voy a remontarme hasta allá el principio de los años treinta del pasado siglo, cuando yo comencé a tener conciencia de algunas de las circunstancias que se iban sucediendo a mi alrededor.

Aunque un tanto difusas en el recuerdo, por aquellos primeros años a los que hago mención, los Regalos de Reyes que me dejaban para mí y algunos de mis hermanos que me iban sucediendo en nacer, consistían en un par de roscos, un par de perrunas y no mas de dos o tres "peladillas", para cada uno, y estas últimas era lo único que se compraba, por que la otra clase de dulces los hacía mi madre. De juguetes, lo que se pudiera llamar como tal, y eso debía ser cuando la mayoría de mis hermanos aún no habían nacido, un año me echaron los Reyes, y que yo ya sabía que eran los padres, mira si era despabilado, una moto, de nos mas de cinco o seis centímetros de longitud, hecha de hojalata, podía pesar allá por veinticinco o treinta gramos, de solo dos piezas, y tanto las distintas partes del vehículo como las del propio motorista eran pintadas sobre la chapa, asi que ni ruedas siquiera tenía. El correr y el propio ruido del motor, si quería que la moto se desplazara llevando el vehículo en la mano, tenía que hacerlo yo, pero incluso ésto y lo recuerdo como allá por los principios del mundo, mas de una carrera hice por aquellas autopistas empedradas, en no todos los tramos, que eran las calles de mi pueblo. Todo este relato anterior, alcanza hasta las fiestas navideñas-Reyes de 1935-36. A partir de aquí, primero por los años de la Guerra en zona roja, y luego por el paso de las postguerra, jamás volví a recibir el más mínimo regalo de Reyes hasta, creo que pudo ser en las festividades de 1954, en que lo recibí de la entonces mi novia y que luego terminó siendo mi mujer y fueron unos gemelos con mis iniciales de nombre y primer apellido.


Y ahora, vamos a lo de que han cambiado tanto la clase de regalos. como la cantidad de los que se echan a los niños, y no tan niños. Pues volviendo al inicio de esta entrada, o sea a partir de las primeras horas de la mañana, hace treinta o treinta y cinco años, las trompetas, los tambores, las pelotas y balones y las bicicletas, estaban en la calle formando la correspondiente algarabía, y los niños había que llamarlos para que volvieran a la casa a la hora de la comida. Esta mañana, durante toda ella, ni un solo niño he visto en la calle, jugando a la pelota, ni montando en bicicleta, incluso esto menos que en cualquier otra festividad, y si es el desagradable ruido de las trompetas y los tambores, hace muchos años pasaron a ser solo recuerdo de los algo mas que mayores. Pero si hay algo que me admira, es que parece que los niños de hoy vienen al mundo con sus cerebros robotizados para manejar la clase de máquinas y elementos que les traen los reyes, y que tan pronto caen en sus manos, los manejan con una habilidad de la que, por lo menos a mí, me costarían meses para por lo menos poderme distraer con ellos.


Para no hacerme mas pesado con este tema, dejaré como broche de oro, el que desde mi primera infancia, tuve el vehemente deseo de tener algún día una patineta, pero que a estas alturas de mi vida, y este hecho lo he dejado escrito en algunas entradas de este blog, posiblemente me vaya para el otro mundo sin que llegue a poseerla y mucho, menos darme sus correspondientes paseitos.


Antes los niños de todo el barrio se conocían de jugar a la pelota, o jugar con las canicas, los trompos y otros, y hoy incluso los que vivan en el mismo bloque creo se pasaran meses sin verse. En lo que si podemos decir que hemos ganado es en el molesto ruido tan poco agradable que producían las trompetas y los tambores de tiempos ha.



Bueno, pues ahí quedan las alteraciones en los modos y costumbres que causa el paso del tiempo, desde que yo tenía uso razón, hasta nuestros días. Hasta la próxima entrada.