lunes, 12 de febrero de 2018

12 de febrero de1959

Desde el día 4 de febrero de 1959, yo me encontraba en Madrid realizando el curso para el ascenso a Cabo de la Guardia  Civil. Una de las mayores ilusiones que tenían mis progenitores, y especialmente mi padre, era verme luciendo los galones de Cabo de la Guardia Civil.




De haber estado yo desde los diez años trabajando como porquero y jornalero agrícola, jornales de verdadera miseria, cuando no se cumplía, o por mejor decir, no había llegado eso del descanso dominical, ni días de fiesta de ninguna clase, y día que se perdía de trabajo por lluvia u otra fuerza mayor, no se percibía el jornal. En algunos de los trabajos realizados en el campo los hice acompañando a mi padre. Como quiera que surgió una crisis de trabajo en el campo  como solía ocurrir con relativa frecuencia aunque con mayor o menor tiempo de duración, yo hube de ponerme a trabajar en una mina de carbón que hacia un par de años habían echado a andar en el paraje conocido por La Ballesta, término municipal de Espiel y distante de Villaharta mi pueblo, una legua como solía decirse en aquellos tiempos y que era cinco kilómetros y medio, y que por supuesto para ir y venir del   trabajo lo hacíamos a pie.

Pero todo cuanto hasta ahora llevo escrito, no es nada más que el entramado para con esta entrada rendirle un emocionado recuerdo a mi padre, por lo que fue su vida, que aparte de lo la familiar, en su matrimonio como esposo y padre, lo fue feliz, no exenta de las escaseces en un tiempo, pero en lo que respecta a su vida particular, fue bastante desafortunada al punto que tomo parte en dos guerras, la primera en la llamada de Melilla, siendo herido en el llamado " desastre de Annual" y la otra en la Civil Española, pasando en ambas las calamidades propias de esos conflictos y en la primera años veinte y la segunda años treinta, teniendo en cuenta la situación económica y de todo orden que atravesaba España.

El título dado a esta entrada, lo es "12 de febrero de 1959" que es la fecha de su última carta que me escribió cuando como cito al principio yo me hallaba realizando el curso de ascenso a Cabo de la Guardia Civil, que con entrañable cariño guardo en mi casa.

Tengo la seguridad que un de las grandes ilusiones de su vida hubiera sido verme luciendo en mi uniforme los galones que me fueron concedidos el día 15 de junio siguiente, ilusión de la que no pudo gozar dado a que falleció el día 25 de febrero, o sea trece después de haberme escrito su ultima carta, y que además lo era el de su santo y de su 61  cumpleaños. Sin embargo mi madre si pudo hacerlo, eso y otras muchas bienaventuranzas que acaecieron en mi vida  particular y familiar, a lo largo de los más de treinta y cinco años que le sobrevivió, cuando estaba a punto de cumplir los 97.

Reconozco que el contenido de la presente entrada lo es solo una satisfacción para mi particularmente, pero tal lo siento, no he podido resistirme a plasmarlo para que de ello quede la constancia debida.

Hasta la próxima.

3 comentarios:

Mª Victoria Tejada dijo...

Felicidades por su entrada de hoy. Como siempre un placer. Mi más cordial saludo.

Carmen dijo...

Como siempre, asombrada de tu súper memoria que te permite saborear, después de tantos años todos los momentos de tu vida, afortunadamente casi todos buenos, y alguno triste como este que hoy nos relatas. El próximo espero que sea más alegre. Bss. Carmen

Unknown dijo...

Yo a su madre si la conocí cuando venía al pueblo con su hermana