Como todo en la vida pasa, también, como no, el uso de algunas palabras que en tiempos de mi niñez y juventud estuvieron en uso, fueron perdiendo actualidad y terminaron por perderse por completo, al punto de que hace décadas que yo cuando menos dejé de oírlas.
Las dos que voy a citar en esta entrada, tan perdidas están, que hasta su propia letra inicial también creo que ya no está incursa en el abecedario español, como es la letra "che". Cuando yo iba a la escuela y se nos enseñaban las letras del abecedario, se comenzaba así: a, be, ce, che, y según creo ahora se pasa ya de la ce a la de...
Bueno dejemos aparte esto y vamos al grano...
Como decía anteriormente, en mi niñez, adolescencia y juventud, cuando menos en mi pueblo era muy frecuente oír el vocablo, "charraná", esto en andaluz puro y duro, que seguro su ortografía y pronunciación correcta debería ser charranada y que creo que como tal no aparece en el DRAE, aunque como cito se decía mucho y no creo lo fuera solo en mi pueblo.
Charraná se aplicaba cuando alguien te jugaba una mala pasada o un mal comportamiento hacía ti, especialmente si se trataba de persona a la que hasta entonces la habías considerado como amiga o por lo menos no desafecta. Seguro que hoy, personas con edad inferior a cincuenta o sesenta años, ni la han escuchado nunca, ni sabían el significado que entonces se le daba. También para lo mismo, solía utilizarse, en Andalucía, jugarte una "mala partía".
Y vamos a la segunda, que creo tampoco, como tal, está en el DRAE. Me refiero a la palabra "chasca". Sin duda esta palabreja, estuvo en boga, solo unos pocos años, precisamente en los del hambre y el racionamiento, o sea los años de la década de los cuarenta del pasado siglo, en la postguerra civil española.
El racionamiento no alcanzó solo a los artículos alimenticios de primera necesidad, si no también entre otros, le tocó al tabaco. Como tal, solo a los varones y mayores de 18 años, se les proveía de una cartulina cuyos bordes eran cuadrados y en cada uno figuraba un número, y así cuando llegaba a los estancos un aprovisionamiento del mismo, a lo mejor con una, dos o tres cajetillas de tabaco, siempre a granel, le era suministrado a los poseedores del "cartón" y se decía el número que había que cortar al mismo.
Sobre todo a los fumadores empedernidos, entre los cuales se hallaba en las primeras filas mi propio padre, recurrían cuando el tabaco les faltaba a fumar lo que fuera y entre lo mas próximo era recurrir a lo que entonces se dio en llamarle "chasca".
Y aquí para no tener que ir muy lejos, recurro también a mi padre, y que a la sazón tenía un huertecillo en el lugar conocido por "La Mimbre", solía sembrar en el mismo plantas de tabaco, pero que las mismas no eran tratadas como en las fábricas de dicho producto, si no de forma mas rápida, a fin de poder utilizarlas enseguida, llegando en ocasiones a ser secadas y casi tostadas en la candela, utilizando por ejemplo las palas metálicas. A ese producto, o sea el tabaco curado o secado por medios artificiales, se le dio en llamar "chasca" y que como tal se vendía casi clandestinamente, y que por cierto cuando se encendía un cigarrillo de chasca, expelía un olor tan desagradable, que solo a los que lo fumaban. no les molestaba. Como indicaba anteriormente, mi padre raro el día que no preparaba una cochura de las hojas que cortaba de la planta en el huerto, y a la plancha se las preparaba.
Aquel preparado de la planta del tabaco, y en no pocas ocasiones, de otras clases de hierbas o plantas que ni siquiera eran de tabaco, se preparaban algo de lo que fumar. Por ello la palabra "chasca" tan pronto se normalizó el aprovisionamiento del tabaco, dejó de usarse y como suele decirse nunca más se supo de ella.
Hoy cuando menos esta entrada, habrá sido noticia novedosa lo de chasca, para los que tengan unas décadas de años menos que yo, con la ventaja de que ellos no tuvieron que soportar aquellos tenebrosos años del racionamiento y del hambre.
Hasta la próxima.
Las dos que voy a citar en esta entrada, tan perdidas están, que hasta su propia letra inicial también creo que ya no está incursa en el abecedario español, como es la letra "che". Cuando yo iba a la escuela y se nos enseñaban las letras del abecedario, se comenzaba así: a, be, ce, che, y según creo ahora se pasa ya de la ce a la de...
Bueno dejemos aparte esto y vamos al grano...
Como decía anteriormente, en mi niñez, adolescencia y juventud, cuando menos en mi pueblo era muy frecuente oír el vocablo, "charraná", esto en andaluz puro y duro, que seguro su ortografía y pronunciación correcta debería ser charranada y que creo que como tal no aparece en el DRAE, aunque como cito se decía mucho y no creo lo fuera solo en mi pueblo.
Fuente: http://www.youtube.com |
Charraná se aplicaba cuando alguien te jugaba una mala pasada o un mal comportamiento hacía ti, especialmente si se trataba de persona a la que hasta entonces la habías considerado como amiga o por lo menos no desafecta. Seguro que hoy, personas con edad inferior a cincuenta o sesenta años, ni la han escuchado nunca, ni sabían el significado que entonces se le daba. También para lo mismo, solía utilizarse, en Andalucía, jugarte una "mala partía".
Y vamos a la segunda, que creo tampoco, como tal, está en el DRAE. Me refiero a la palabra "chasca". Sin duda esta palabreja, estuvo en boga, solo unos pocos años, precisamente en los del hambre y el racionamiento, o sea los años de la década de los cuarenta del pasado siglo, en la postguerra civil española.
El racionamiento no alcanzó solo a los artículos alimenticios de primera necesidad, si no también entre otros, le tocó al tabaco. Como tal, solo a los varones y mayores de 18 años, se les proveía de una cartulina cuyos bordes eran cuadrados y en cada uno figuraba un número, y así cuando llegaba a los estancos un aprovisionamiento del mismo, a lo mejor con una, dos o tres cajetillas de tabaco, siempre a granel, le era suministrado a los poseedores del "cartón" y se decía el número que había que cortar al mismo.
Fuente: http://www.todocoleccion.net |
Sobre todo a los fumadores empedernidos, entre los cuales se hallaba en las primeras filas mi propio padre, recurrían cuando el tabaco les faltaba a fumar lo que fuera y entre lo mas próximo era recurrir a lo que entonces se dio en llamarle "chasca".
Y aquí para no tener que ir muy lejos, recurro también a mi padre, y que a la sazón tenía un huertecillo en el lugar conocido por "La Mimbre", solía sembrar en el mismo plantas de tabaco, pero que las mismas no eran tratadas como en las fábricas de dicho producto, si no de forma mas rápida, a fin de poder utilizarlas enseguida, llegando en ocasiones a ser secadas y casi tostadas en la candela, utilizando por ejemplo las palas metálicas. A ese producto, o sea el tabaco curado o secado por medios artificiales, se le dio en llamar "chasca" y que como tal se vendía casi clandestinamente, y que por cierto cuando se encendía un cigarrillo de chasca, expelía un olor tan desagradable, que solo a los que lo fumaban. no les molestaba. Como indicaba anteriormente, mi padre raro el día que no preparaba una cochura de las hojas que cortaba de la planta en el huerto, y a la plancha se las preparaba.
Aquel preparado de la planta del tabaco, y en no pocas ocasiones, de otras clases de hierbas o plantas que ni siquiera eran de tabaco, se preparaban algo de lo que fumar. Por ello la palabra "chasca" tan pronto se normalizó el aprovisionamiento del tabaco, dejó de usarse y como suele decirse nunca más se supo de ella.
Hoy cuando menos esta entrada, habrá sido noticia novedosa lo de chasca, para los que tengan unas décadas de años menos que yo, con la ventaja de que ellos no tuvieron que soportar aquellos tenebrosos años del racionamiento y del hambre.
Hasta la próxima.
1 comentario:
Me ha gustado leer tu escrito, me ha sido muy útil y me ha dado a conocer cosas que desconocia
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