jueves, 4 de diciembre de 2014

Hoy festividad de Santa Bárbara

Pirámide de Santa Bárbara, Icod de los Vinos, Santa Cruz de Tenerife


Quiero recordar que en una ocasión anterior, no se el tiempo que hace, traté en este blog sobre la festividad del día de hoy. Y digo que lo se, porque también me acuerdo que hacía referencia a que Santa Bárbara la tenía como Patrona cuando era minero y volví a tomarla cuando me fui a la mili, dado a que me destinaron al arma de Artillería.

Tal día como hoy pero de 1946, aunque ya no estaba en el Regimiento donde fui destinado, si no ya en Capitanía General ejerciendo como mecanógrafo y que todos los que hayáis seguido mis "Recuerdos", sabéis el como y el cuando conseguí hacerme como tal,  me fui al Cuartel de Artillería sito en las afueras de la Ciudad de Sevilla en el punto conocido por "Pineda", donde juntamente con un paisano mio, que los dos fuimos destinados al mismo Regimiento, y unos amigos más que hice en los dos meses aproximados que pase en el mismo, celebramos el día de la Patrona Santa Bárbara.

Como quiera que los flecos del hambre seguían dando sus coletazos en España, máxime en los cuarteles, cuando como ya cité en una ocasión, solíamos robar las algarrobas de los seretes del pienso para los caballos, cuyo fruto iba revuelto con afrecho, la comida extraordinaria del día de la Patrona, era una oportunidad de hartarse de comer que se presentaba solo dos o tres veces en el año, y aquel fue uno de ellos.

Aunque lo mas sobresaliente que recuerdo de aquella celebración, fue que el entonces extraordinario torero que estaba en todo su apogeo, y creo que pocos llegaron a igualarlo con el toreo de capote, conocido como Pepe Luis Vázquez, y que había hecho el servicio militar en aquella Unidad, lidió dos vaquillas que resultaron ser todo una lección magistral de torería.

Pero el haber traído hoy a colación este tema, no lo ha sido por la festividad del día en sí, si no que recordando esa etapa de la mili que para mí fue maravillosa, se me ha venido al pensamiento una anécdota que sucedió pocos días después de habernos incorporado al Ejército.

Resulta que nos encontrábamos en la clase de teórica que se nos estaba dando por un Teniente instructor, y uno de los artilleros leía el articulado de los deberes, obligaciones y derechos del Soldado,  y que antes nos había estado comentando que en algunas ocasiones, sobre todo en épocas de guerra cuando la tropa la llevaban a descansar, o en situaciones que así lo requirieran, solían alojarla en casa de los vecinos del pueblo que por el Alcalde y demás autoridades consideraban tenían habitabilidad acorde para tal menester, y a continuación se leyó el artículo que trataba sobre este tema, y que luego en la Guardia Civil, yo me los hube de aprender, además de los referentes al Cuerpo, también los del Soldado.

Seguro que por el caso que voy a contar, este artículo se me quedó en la memoria, tal lo voy a referir y creo que lo será literalmente, o cuando menos muy, muy semejante. 

Decía así: "No podrá exigir en el alojamiento que tuviere, otra cosa, que cama, luz, agua, vinagre, sal y asiento a la lumbre, y el que maltratare a su patrón se le castigará en proporción al exceso."

Terminada la lectura del referido artículo, el Teniente preguntó si alguno sabía, el porqué de tener derecho a estas prestaciones. Y uno dándosela un poco de "enteradillo", se le levantó y muy resuelto respondió: "Creo que para hacer un gazpacho..." La carcajada que soltó el instructor seguro pudo oírse en toda Sevilla, sin duda porque sería lo que menos esperaba. Realmente de los cerca de setenta u ochenta reclutas que allí estábamos, ninguno, entre los cuales me cuento, teníamos ni pajolera idea de para que podía servir. Nuestro Teniente, hizo dos partes de aquello a que se tenía derecho, y la cama, luz y asiento a la lumbre, lo era como todos podemos suponer para qué. Pero lo del agua, vinagre y sal, era la incógnita que nos fue resuelta señalando que durante las caminatas los pies suelen sufrir ciertos roces por el calzado, y también llagas o ampollas en la piel, y que tomando baños con la mezcla del agua, el vinagre y la sal, la piel suele endurecerse para futuras marchas y a la vez curaba las que se habían padecido. Pasados mas de sesenta y ocho años de aquellas clases teóricas, los que no hayan hecho la mili y muy particularmente los jóvenes, hasta les resultaran ridículas tales enseñanzas, pero ni la vida militar que entonces se hacía, la diferencia de medios con que se dotaba a la fuerza y, como no, los procedimientos y medicamentos con los que se cuenta en la actualidad, hasta la casi carencia de ellos de entonces, marcan esa extrañeza que pueda resultar a quien en estos momentos pueda leer lo que se enseñaba en aquellos lejanos años, cuando aún se estaba lejos de reponerse de cuanto se había heredado de la no lejana Guerra Civil Española.

Perdonarme si pensáis, y no dudo que con razón, os he dado el tostón con la entrada de hoy. Pero esto ha sido otra "batallita del abuelo". La próxima será otra cosa.

5 comentarios:

Carmen dijo...

Según cuentan Pepe Luis Vázquez fue uno de los toreros con mas arte del mundo taurino y el primer novio de la Duquesa de Alba, noviazgo que como era natural en aquella época el padre se ocupó de cortar, casándola con su primer marido y padre de sus hijos, del que nunca estuvo enamorada, esto lo contó ella misma en T V. En la última entrevista que le concedió a M. Teresa Campos y que repitieron a raíz de su muerte ( de la Duquesa, que la Campos está vivita todavía). Bueno que de esa Santa Bárbara te vendrá tu afición a los toros y a las "Pechas" de comer... JI ji ji. Bss.

El abuelo de Villaharta dijo...


Doña Carmen, muchas gracias por su comentario, y coin él he aprendido otra cosa, no sabía que Pepe Luis Vázquez hubiera sido novio de la Duquesa de Alba, que por cierto se casó la primera vez, en la catedral de Sevilla, cuando yo estaba haciendo el servicio militar, creo era en 1947 o 1948.Ah, y Santa Bárbara no se que tenga relación alguna con la mamandurria. BSS.

Carmen dijo...

Tu mismo cuentas que os daban un rancho especial por ser dicha festividad y que era una de las satisfacciones de la celebración de ese día. Repasa lo escrito... Ji ji ji.

El abuelo de Villaharta dijo...


No, el deseo de las merendonas lo venía arrastrando desde hacia años, aunque siempre he sido un buen amante del buen yantar, pero que tu no te queedas atrás, eh.

Daniel Torres dijo...

Ja ja ja! Bueno, mientras os ponéis de acuerdo en lo de la manduca y las merendolas en fiestas, solo quiero agradecer la enseñanza sobre el agua, la sal y el vinagre. Qué interesante. Lo bien que le habría venido a algún que otro peregrino del Camino de Santiago, en esas jornadas de 8 o 9 horas día tras día. Los pies, a veces, no entienden de introspección meditativa a través del campo.