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Acabo de regresar de una comida con un antiguo y viejo compañero y por añadidura buen amigo. Hacía tiempo que no nos reuníamos por causas generalmente mías, y no por falta de deseos, sino esas goteras que de vez en vez suelen presentársenos a los viejos o personas mayores. Pero hoy al fin hemos estado donde casi siempre lo hacemos, o sea en la Residencia Militar Reyes Católicos de esta bendita Málaga.
Como es propio en estas ocasiones y que los jóvenes cuando nos reunimos los "veteranos" de cualquier profesión u oficio, todas cuantas cosas sacamos a colación y que realmente han ido formando parte de nuetras vidas, con cierto aire, sino de mofa, si de cierto sarcasmo, suelen llamarlas "batallitas del abuelo". Pues sí, hoy mi buen amigo y viejo compañero Paco Ramos y yo, hemos dado rienda suelta a traer al recuerdo muchas de aquellas circunstancias que fueron jalonando nuestro paso por esta Guardia Civil, a la que tanto él, como yo, amamos profundamente. Han pasado casi sesenta años de nuestros primeros contactos en el mismo destino, precisamente en el Servicio de Información de esta Comandancia. Fueron muchos los eventos en los que tomamos parte, y que desde luego confesando esa cierta nostalgia que se siente al traer al recuerdo hechos acaecidos sobre todo cuanto se es joven, es dificil sustraerse al comentario de los mismos, aunque muchos de ellos se repiten hasta la saciedad, y sobre todo para quienes no formaran parte entonces del mismo entorno, no dudo puedan considerarse como cité anteriormente de las mencionadas "batallitas del abuelo". Pero sin con ello a nadie se ofende, ¿porqué hemos de privarnos cuando, como hoy nos reunimos, de regodearnos con aquel pasado, y que el mero hecho de recodarlo parece quitarnos un montón de años de encima? Pero hoy tambien, hemos tenido momentos de cierta tristeza, al recordar que de los aproximadamente 20 componentes que formábamos aquel citado grupo, solamente quedamos dos supervivientes, que hemos sido los que hoy hemos comido juntos.
Una cosa en común teníamos y la seguimos teniendo, y es que los dos teníamos bigote y hoy perdura, pero el de aquellos años estaba bien arregladito y era de color negro, y actualmente, como decía el celebre tango de Carlos Gardel, las nieves del tiempo, los han blanqueado al punto que en nada podría decirse que sean los mismos.
Tambien hemos echado una partida al dominó, juego al que igualmente ambos teníamos y la seguimos teniendo gran afición, se la hemos ganado a los que se han atrevido a ser nuestros contrincantes, y aunque sea pecando un poquito de pedante, confieso sin rubor, de que en esto yo jugaba y sigo jugando mejor que él. Aunque le costaría trabajo reconocerlo, mi amigo Paco sabe que esto que termino de señalar es verdad. Y me quedo tan pancho.
Cuando nos hemos despedido, él se ha quedado allí echando otras partidas con sus habituales compañeros de juego, he sentido ese "nosequé" al pensar de que cualquiera de estas comidas pueda ser la última. No es que me encuentre pesimista ni mucho menos, sino que se me vino al pensamiento lo que tiene una carga importante natural, ya que solo diez meses es la diferencia de edad que nos separa, y todos los mios conoceís la que yo tengo y con esto que acabo de señalar calcular la que tiene mi querido y viejo amigo y compañero, es cosa fácil. Ahora en la soledad de mi domicilio he vuelto a pasar por muchos de aquellos gratos recuerdos. Hasta la próxima entrada.
Una cosa en común teníamos y la seguimos teniendo, y es que los dos teníamos bigote y hoy perdura, pero el de aquellos años estaba bien arregladito y era de color negro, y actualmente, como decía el celebre tango de Carlos Gardel, las nieves del tiempo, los han blanqueado al punto que en nada podría decirse que sean los mismos.
Tambien hemos echado una partida al dominó, juego al que igualmente ambos teníamos y la seguimos teniendo gran afición, se la hemos ganado a los que se han atrevido a ser nuestros contrincantes, y aunque sea pecando un poquito de pedante, confieso sin rubor, de que en esto yo jugaba y sigo jugando mejor que él. Aunque le costaría trabajo reconocerlo, mi amigo Paco sabe que esto que termino de señalar es verdad. Y me quedo tan pancho.
Cuando nos hemos despedido, él se ha quedado allí echando otras partidas con sus habituales compañeros de juego, he sentido ese "nosequé" al pensar de que cualquiera de estas comidas pueda ser la última. No es que me encuentre pesimista ni mucho menos, sino que se me vino al pensamiento lo que tiene una carga importante natural, ya que solo diez meses es la diferencia de edad que nos separa, y todos los mios conoceís la que yo tengo y con esto que acabo de señalar calcular la que tiene mi querido y viejo amigo y compañero, es cosa fácil. Ahora en la soledad de mi domicilio he vuelto a pasar por muchos de aquellos gratos recuerdos. Hasta la próxima entrada.
1 comentario:
Me alegro mucho de que lo pasaras muy bien con tu amigo Paco y eso de las "Batallitas" yo lo veo estupendo, hay una canción que dice: Recuerdame, que recordar es volver a vivir..... creo que sabes cual es y los jovenes.... espero que tengan la suerte de poder volver a vivir sus "Batallitas" señal de que llegaron por lo menos a tu edad, que pa mi me lo pido.... ji ji. Bss: Carmen
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