Tal día como hoy pero de 1946, fue domingo. También se celebró el sorteo de mi Reemplazo y que como consecuencia del mismo fui destinado a Sevilla. Era entonces uno de los TRES días de los que llamábamos de "Quintos". Para tal celebración que nos reunimos todos los "quintos", matamos y nos comimos un chivo. Éramos en total alrededor de unos dieciséis, de los cuales solo quedamos actualmente tres.
Antes de la comida, el propietario de la finca donde celebramos la "comilona" como así se decía en mi pueblo a esta clase de reuniones, soltó una vaquilla que aunque no era de raza brava, sí embestía como un torbellino, posiblemente la había enseñado para ello. Algunos de los reunidos recibieron más de un revolcón, siendo varios los que se dedicaban a citar y tratar de esquivar la vaquilla. Yo mientras estuvo el animal en nuestras proximidades, me pasé todo el tiempo subido a un árbol. Aunque ya lo sabía, en aquellos momentos me desengañé de que el arte de Cúchares no se había inventado para mí. Dada la época en que celebramos tal evento, cuando menos aquel día nos hartamos de comer, que no todos los días se podía decir lo mismo.
Hoy, sesenta y cuatro años después de aquella "comilona", esta mañana fui a una Clínica de esta capital a visitar a un viejo amigo y antiguo compañero, que antes de anoche sufrió un derrame cerebral. Tiene toda la parte izquierda de su cuerpo paralizado. La sensación producida en mi estado de ánimo contemplando su estado físico ha sido decepcionante y observándolo y trayéndome algunas lágrimas a los ojos mis recuerdos se retrotraían hacía los cerca de sesenta años que hacía que nos conocíamos, cuando ambos estábamos en plena juventud y los estragos, que aparte de esta circunstancia puntual, que el paso de los años ha producidos en nuestro organismo y aspecto. El porvenir de mi buen amigo Juanito, lo veo un poco peor de castaño oscuro.
Como podreis haber visto, cuán diferentes han sido una de la otra, las dos cuestiones tratadas en mi entrada en el blog en el día de hoy, 17 de marzo de 2010.
Que la próxima entrada no tenga motivo para tratar otro hecho como el relatado hoy en segundo lugar.
Antes de la comida, el propietario de la finca donde celebramos la "comilona" como así se decía en mi pueblo a esta clase de reuniones, soltó una vaquilla que aunque no era de raza brava, sí embestía como un torbellino, posiblemente la había enseñado para ello. Algunos de los reunidos recibieron más de un revolcón, siendo varios los que se dedicaban a citar y tratar de esquivar la vaquilla. Yo mientras estuvo el animal en nuestras proximidades, me pasé todo el tiempo subido a un árbol. Aunque ya lo sabía, en aquellos momentos me desengañé de que el arte de Cúchares no se había inventado para mí. Dada la época en que celebramos tal evento, cuando menos aquel día nos hartamos de comer, que no todos los días se podía decir lo mismo.
Hoy, sesenta y cuatro años después de aquella "comilona", esta mañana fui a una Clínica de esta capital a visitar a un viejo amigo y antiguo compañero, que antes de anoche sufrió un derrame cerebral. Tiene toda la parte izquierda de su cuerpo paralizado. La sensación producida en mi estado de ánimo contemplando su estado físico ha sido decepcionante y observándolo y trayéndome algunas lágrimas a los ojos mis recuerdos se retrotraían hacía los cerca de sesenta años que hacía que nos conocíamos, cuando ambos estábamos en plena juventud y los estragos, que aparte de esta circunstancia puntual, que el paso de los años ha producidos en nuestro organismo y aspecto. El porvenir de mi buen amigo Juanito, lo veo un poco peor de castaño oscuro.
Como podreis haber visto, cuán diferentes han sido una de la otra, las dos cuestiones tratadas en mi entrada en el blog en el día de hoy, 17 de marzo de 2010.
Que la próxima entrada no tenga motivo para tratar otro hecho como el relatado hoy en segundo lugar.
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