Aunque no oficialmente según lo establecido por la Iglesia, así en Córdoba como en mi pueblo, Villaharta, hoy 24 de octubre se celebra la festividad de San Rafael. Como hace muchísimos años, hoy he vuelto a rebuscar en "mi caja de los recuerdos", trayendo a mis manos aquella postal que en tal día como hoy pero de hace 63 años, o sea en 1946, recibía de mis padres como felicitación por mi onomástica. Tras estar mirándola y releyéndola largo rato, un nudo en la garganta se me ha hecho y todavía no se me ha ido del todo.
En aquella fecha, yo tenía 21 años; mi madre 49 y mi padre 48. Aquélla, hace quince años que falleció, éste cincuenta. Bajo la felicitación que entonces escribió mi madre, años después, mi mujer, a lápiz, reprodujo lo mismo que mi madre había hecho en su día. Ésta, también se fue hace más de doce años. Que profundo llega el releer pasados tantos años aquellas letras, que ni de oro que fueran otras, en mi causarían la menor impresión.S in embargo éstas, que vuelvo a mirarlas, dado a que tengo ante mí la postal citada, con la imagen de San Rafael, me están llegando a lo mas profundo de mi ser. Tan humilde documento ¿cómo es posible que surta tan penetrante efecto? La extrema sensibilidad de un anciano, y el traer al recuerdo las personas incursas en esta postal, lo han conseguido.
Hoy las calles de mi pueblo habrán sido recorridas en procesión con la imagen del Arcángel, igual que lo harían aquel 24 de octubre de 1946. Yo no pude presenciar ni aquélla ni la de hoy. Los sentires y recuerdos de una a la otra, cuán diferentes son. La edad que yo contaba entonces, la sobrepasan dos de mis nietos y otro le quedan días para llegar a ella. Dos de mis hijos rebasan la que entonces tenían mis padres. Yo, en 1946, lo que más echaba de menos era el paseo por la carretera y después, el baile de la tarde y de la noche. Hoy como no, la falta de mis padres y por encima de todo la de mi mujer. También sería difícil hacerme en estos momentos bailar siquiera un pasodoble.
Bueno, me voy a poner a ver el partido de baloncesto entre el Barcelona y el Joventut a ver si me estado de ánimo se eleva un poco.
La primera felicitación que he recibido hoy, ha sido la de Silvia de "Teleasistencia" desde Jaén, que como sabéis es un servicio que se presta a los ancianos que viven solos. Yo, gracias a Dios, físicamente estoy solo en mi casa, pero siempre arropado por el cariño y atención de los míos y también, por ese gran cúmulo de felices recuerdos que conservo, aunque al traerlos a la memoria, algunos por razones obvias causen cierta tristeza.
Hasta otra entrada.
En aquella fecha, yo tenía 21 años; mi madre 49 y mi padre 48. Aquélla, hace quince años que falleció, éste cincuenta. Bajo la felicitación que entonces escribió mi madre, años después, mi mujer, a lápiz, reprodujo lo mismo que mi madre había hecho en su día. Ésta, también se fue hace más de doce años. Que profundo llega el releer pasados tantos años aquellas letras, que ni de oro que fueran otras, en mi causarían la menor impresión.S in embargo éstas, que vuelvo a mirarlas, dado a que tengo ante mí la postal citada, con la imagen de San Rafael, me están llegando a lo mas profundo de mi ser. Tan humilde documento ¿cómo es posible que surta tan penetrante efecto? La extrema sensibilidad de un anciano, y el traer al recuerdo las personas incursas en esta postal, lo han conseguido.
Hoy las calles de mi pueblo habrán sido recorridas en procesión con la imagen del Arcángel, igual que lo harían aquel 24 de octubre de 1946. Yo no pude presenciar ni aquélla ni la de hoy. Los sentires y recuerdos de una a la otra, cuán diferentes son. La edad que yo contaba entonces, la sobrepasan dos de mis nietos y otro le quedan días para llegar a ella. Dos de mis hijos rebasan la que entonces tenían mis padres. Yo, en 1946, lo que más echaba de menos era el paseo por la carretera y después, el baile de la tarde y de la noche. Hoy como no, la falta de mis padres y por encima de todo la de mi mujer. También sería difícil hacerme en estos momentos bailar siquiera un pasodoble.
Bueno, me voy a poner a ver el partido de baloncesto entre el Barcelona y el Joventut a ver si me estado de ánimo se eleva un poco.
La primera felicitación que he recibido hoy, ha sido la de Silvia de "Teleasistencia" desde Jaén, que como sabéis es un servicio que se presta a los ancianos que viven solos. Yo, gracias a Dios, físicamente estoy solo en mi casa, pero siempre arropado por el cariño y atención de los míos y también, por ese gran cúmulo de felices recuerdos que conservo, aunque al traerlos a la memoria, algunos por razones obvias causen cierta tristeza.
Hasta otra entrada.