viernes, 9 de marzo de 2018

Antes del D.N.I.


Antes del actual Documento Nacional de Identidad, yo lo recuerdo de los años 30 y 40 del pasado siglo, se utilizaba la que se llamaba Cédula Personal, se expedía en los ayuntamientos y era firmada por los Alcaldes. Esos documentos similares a los entonces papeles de pagos al Estado con los que se pagaban las multas que eran impuestas por las Autoridades competentes y se cumplimentaban por los Comandantes de Puesto de la Guardia Civil  o bien por los propios Alcaldes.

En las Cédulas Personales figuraba solamente el nombre y apellidos del interesado y algunos datos más, la fecha y localidad en la que se expedía, pero no tenía fotografía. La validez de las mismas era anual, por tanto había que renovarlas cada año. El importe de las Cédulas Personales dependía de la situación económica que estaba calificada a quienes había de expedírsela, a ella y su entorno familiar, tales como posesiones rústicas, urbanas o de otra índole, que no se, eso como se controlaba. Así que no pagaba lo mismo el que poseyera cien olivos, dos casas y cien fanegas de tierra baldía, que el que tuviera menos y así hasta llegar al simple jornalero que eran las mas baratas y que estas quiero recordar, aunque no estoy seguro, costaban una peseta o alrededor de céntimos mas o menos, Para calcular el valor de la Cédula creo se utilizaba un baremo que se llevaba de todos los vecinos de la localidad. Pero también había un caso muy especial y era el de los varones solteros que tuvieran más, creo eran 30 años o más a quienes se les aplicaba un aumento de precio, llamado "recargo de soltería". Pero ¿y porqué era aplicado solamente a los hombres? Sencillamente por que los hombres si estaban solteros era por propia voluntad, porque ellos podían buscar novia para casarse, cuestión esa que no podían hacerlo las mujeres, que aunque no hubiera disposición alguna que lo prohibiera, el que dirán de las gentes, era igual a una prohibición.

Durante la guerra y las posguerra, en las comarcas que se consideraban zona de bandoleros, y ellos y el partido comunista en el exilio los denominaba guerrilleros, se expedían generalmente por los Comandantes de Puesto de la Guardia Civil, un documento personal que se llamaba salvoconducto, en el que se hacía constar que el poseedor estaba autorizado a transitar por los puntos o zonas que se señalaban.



Estos detalle tan peregrinos los conocí yo, no por ser mas listo, si no por que vivía cuando eso pasaba. Así que el ser viejo tenía que tener alguna ventaja.

Creo voy a dar por conclusa esta entrada y prometo entrar la semana que viene y trataré otro asunto que causará mas extrañeza que lo contado en la presente, aun habrá alguien que tenga noticia de ello.

Hasta la próxima.

P.D.: Se me olvidaba decirles que yo fui poseedor de la Cédula Personal.

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