miércoles, 14 de marzo de 2018

Lo mismo que ahora




Esta vez si se puede decir con rotundidad que tiempos pasados fueron mejores. Y digo que fueron mejores por que cuando termine esta entrada, no solo tienen que darme la razón quienes tengan la osadía de entrar a leerla, sino también a todos a quienes les llegue el motivo de la presente.

El paso de los años va cambiando la mayoría de las cosas, salvo escasas excepciones como pueden ser las montañas que no estén sujetas a las edificaciones, la agricultura u otras circunstancias en las que intervenga la mano del hombre. Por lo demás cuando vuelves por un lugar del que pasabas desde hacia bastantes años muchas son las cosas que han cambiado, según tu observación, unas lo habrán sido para peor, otras, quizás las más, lo habrán sido para mejor. Los olivos que llegan a ser milenarios si se les deja en sus emplazamientos, y lo digo por experiencia, yo volví por un olivar donde trabajé por espacio de cuatro años, SETENTA AÑOS después y uno por uno y el aspecto en general mostraba a las claras su envejecimiento. Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda y vamos directo al grano como suele decirse.

Tal día como hoy, 15 de marzo pero de 1953, se celebró en el campo de fútbol de La Rosaleda, por cierto, creo que uno de los pocos que conserva su primitivo nombre, el partido de liga temporada 1952-53 entre el CD MÁLAGA Y REAL MADRID FC.

Transcurridos los noventa minutos de juego el marcador reflejaba el siguiente resultado:


CD MÁLAGA 6  0 REAL MADRID


Sí, así de tajante seis a cero. Un compañero mío, madrileño y madridista, sentado a mi derecha junto a mí al comienzo del partido, y en nuestro rededor otros bastantes mas compañeros, cada vez que el Málaga marcaba un gol se dirigían a él con la mala uva que se hacen esas cosas, y creo recordar que cuando le marcaron el cuarto gol al equipo de sus amores, tomo las de Villadiego y no se donde se iría a calmar su mal trago que entre todos le hicimos pasar.

Aquella irrepetible hazaña del MÁLAGA comparada con la temporada actual 2017-18, que va el último de la clasificación y con todas las papeletas para el descenso a 2ª División, es lo que me ha dado motivo para la entrada de hoy. La inmensa mayoría de los aficionados actuales no conocieron aquella hombrada de su Málaga y lo escasos que continúen viviendo, incluso el paso de SESENTA Y CINCO AÑOS le traerá ahora en cada partido aquel que no volvió a repetirse.

De tan fausto evento tengo una fotografía de antes de comenzar el partido en la que mi compañero madrileño esta todavía junto a mi, y la prenda de vestir que tengo sobre mis brazos, una gabardina, muy de moda en aquellos años, da fe del tiempo y el punto donde se hizo y además yo tenía todavía 27 años de edad. Dicha fotografía, desde el punto donde la conservo, no sé si por imposibilidad o por mi incompetencia no he sido capaz de enviársela a mi editor para que la hubiere colocado en lugar que estimara oportuno dentro de esta entrada.

Esta entrada tiene como mínimo la noticia sorpresiva que tendrán muchos al conocerla, Pero tal se dio el resultado yo lo he puesto.

Hasta la próxima.

viernes, 9 de marzo de 2018

Antes del D.N.I.


Antes del actual Documento Nacional de Identidad, yo lo recuerdo de los años 30 y 40 del pasado siglo, se utilizaba la que se llamaba Cédula Personal, se expedía en los ayuntamientos y era firmada por los Alcaldes. Esos documentos similares a los entonces papeles de pagos al Estado con los que se pagaban las multas que eran impuestas por las Autoridades competentes y se cumplimentaban por los Comandantes de Puesto de la Guardia Civil  o bien por los propios Alcaldes.

En las Cédulas Personales figuraba solamente el nombre y apellidos del interesado y algunos datos más, la fecha y localidad en la que se expedía, pero no tenía fotografía. La validez de las mismas era anual, por tanto había que renovarlas cada año. El importe de las Cédulas Personales dependía de la situación económica que estaba calificada a quienes había de expedírsela, a ella y su entorno familiar, tales como posesiones rústicas, urbanas o de otra índole, que no se, eso como se controlaba. Así que no pagaba lo mismo el que poseyera cien olivos, dos casas y cien fanegas de tierra baldía, que el que tuviera menos y así hasta llegar al simple jornalero que eran las mas baratas y que estas quiero recordar, aunque no estoy seguro, costaban una peseta o alrededor de céntimos mas o menos, Para calcular el valor de la Cédula creo se utilizaba un baremo que se llevaba de todos los vecinos de la localidad. Pero también había un caso muy especial y era el de los varones solteros que tuvieran más, creo eran 30 años o más a quienes se les aplicaba un aumento de precio, llamado "recargo de soltería". Pero ¿y porqué era aplicado solamente a los hombres? Sencillamente por que los hombres si estaban solteros era por propia voluntad, porque ellos podían buscar novia para casarse, cuestión esa que no podían hacerlo las mujeres, que aunque no hubiera disposición alguna que lo prohibiera, el que dirán de las gentes, era igual a una prohibición.

Durante la guerra y las posguerra, en las comarcas que se consideraban zona de bandoleros, y ellos y el partido comunista en el exilio los denominaba guerrilleros, se expedían generalmente por los Comandantes de Puesto de la Guardia Civil, un documento personal que se llamaba salvoconducto, en el que se hacía constar que el poseedor estaba autorizado a transitar por los puntos o zonas que se señalaban.



Estos detalle tan peregrinos los conocí yo, no por ser mas listo, si no por que vivía cuando eso pasaba. Así que el ser viejo tenía que tener alguna ventaja.

Creo voy a dar por conclusa esta entrada y prometo entrar la semana que viene y trataré otro asunto que causará mas extrañeza que lo contado en la presente, aun habrá alguien que tenga noticia de ello.

Hasta la próxima.

P.D.: Se me olvidaba decirles que yo fui poseedor de la Cédula Personal.