martes, 26 de julio de 2016

Toda una vida


En estos instantes son las cinco y media de la tarde en punto del día 26 de julio de 2,016. Tal día como hoy, a esta precisa hora, pero del año de 1950, hollaban mis pies por primera vez esta bendita tierra de Málaga. Una estación del ferrocarril, tan diferente a la de hoy, como distante lo es en el tiempo transcurrido.

Yo llegaba luciendo mi flamante uniforme de Guardia Civil, que pese al calor que reinaba en aquellos momentos, lo llevaba con la dignidad y el orgullo de al fin conseguir el ser lo que bastantes años llevaba soñando.

Cuántas esperanzas pasaban en aquellos momentos por mi mente. Cuántas ilusiones vagaban por mi joven cerebro. Cuántos deseo se barajaban y se trastabillaban unos con otros sin saber en concreto con cual de ellos me sentiría mas complacido.

Una vida por delante
Parque Nacional del Teide

Llegaba soltero, con veinticinco años de edad, en realidad sin novia, y con unos grandes deseos de entregarme al desempeño de aquella profesión que la barruntaba para toda mi vida, como así resultó ser. No traía para todo ello, mas bagaje que una fe en poner de mi parte todo cuanto posible me fuere por ayudar, aunque fuere en una mínima partícula, en poder engrandecer el Instituto del que hacía diez días había llegado a pertenecer cuando al salir de la entonces Academia de la Guardia Civil de Úbeda, había salido con la categoría de Guardia 2º como así se escribía antes de consignar el nombre de cada cual con dicho empleo. A nadie del Cuerpo, ni ajeno al mismo conocía en esta Capital, ni provincia, y a fuer de ser sincero, sin duda hubiere preferido otro destino que no fuere la 251ª Comandancia que entonces era la de Málaga. Fui destinado al entonces denominado Puesto de Torrelasal, servicio de playa, término municipal de Casares y cuyo acuartelamiento se hallaba a escasos metros de una torre cuadrangular, y que según su nombre indica, en vez de torre vigía a como eran destinadas la inmensa mayoría de las torres que a lo largo de toda la costa mediterránea existían y siguen existiendo, según la leyenda estaba destinada a guardar en ella la sal que después se iría distribuyendo por los puntos a donde necesaria fuera.

El acuartelamiento carecía incluso de los servicios básicos imprescindibles, por cuanto hasta las necesidades fisiológicas habían de verificarse junto a la lengua del agua en la propia playa, espacios separados para varones y hembras, por el propio edificio de la torre que la misma hacía invisible un punto desde el opuesto.    

Pese a lo reseñado de las carencias de habitabilidad del acuartelamiento, y lo confieso tal lo sentía, yo me consideraba de la mayor dicha y felicidad que hasta entonces había tenido.

Cuando llevaba en el Cuerpo aproximadamente año y medio, y gracias a los conocimientos que en el ejército adquirí de modo que todos cuanto me conocéis sabéis como fue, pase destinado a las Oficinas del Tercio como mecanógrafo. Lo conseguido a partir de entonces, tanto profesional como personalmente, fue, y lo sigue siendo, el mejor regalo que Dios pudiera darme, aunque, y perdón por rectificárselo, se excedió y excediéndose sigue, en otorgarme muchísimo más de cuanto hubiere podido merecer, que pese a las pérdidas de seres que el paso del tiempo se lleva consigo, me dio una familia, un conjunto de seres y una serie de destinos dentro del Cuerpo, que ni soñando creo haya nadie pueda imaginárselos, tal lo fue todo.

Hoy todas aquellas ilusiones, todos aquellos deseos, todas aquellas apetencias e incluso lo que ni siquiera tenía inteligencia para saber lo que pudiera querer, son hoy RECUERDOS DE HABERSE CONSEGUIDO CON CRECES, INCLUSO LO SOÑADO.

Esta entrada de hoy, que no hay mayor causa o motivo para hacerlo, como son el 66º aniversario de mi llegada a Málaga, rompe la promesa que el día primero de mayo pasado me hice de abandonar este mi blog, y que dando satisfacción a quienes me lo han pedido, no me importa confesar que no he cumplido mi palabra, pero si solo con esta vuelta doy alguna satisfacción por pequeña que fuere, a quienes como digo pedido me lo han, por satisfecho me doy, y a su vez prometo, que tampoco esta será la última que haga.

Si hubiere de reseñar cuantas bienaventuranzas concedidas me han sido a lo largo de estos sesenta y seis años, se precisaría un libro de no menos páginas que el Quijote, y como una de las últimas que concedidas me han sido, aunque pueda parecer insignificante, lo fue mi visita en el día de ayer a Villaharta, que no se si será por ser tan pequeñito, adoro a mi pueblo. Tanto en los viajes de ida y vuelta, como en mi paseo y visitas en el mismo, son detalles que han ido completando a lo largo de toda mi existencia el que como no me cansaré de estar satisfecho y me reitero en dar gracias a Dios, por todo ello.

Queridos y estimados posibles lectores, otra vez vuelve por sus lares "El abuelo de  Villaharta".

Hasta la próxima que no se cuando será, pero espero no se haga mucho de rogar.

8 comentarios:

Carmen dijo...

No esperaba menos de ti, te he dicho muchas veces que tus vivencias son extraordinarias, lo mismo que tu memoria y el modo como lo describes es un don que no posee todo el mundo, así que una vez reconocidas ese montón de virtudes de las que es Vd. poseedor.... Solo me queda decirle: Bienvenido Sr. Galán, sus asiduos lectores, que somos muchos, le agradecemos la deferencia hacia nosotros al dejarnos disfrutar de su sapiencia.... Ji ji ji. Bss.

El abuelo de Villaharta dijo...


Muchas gracias Doña Carmen por cuantas loas me haces en el anterior comentario, y si con mi vuelta a escribir en el Blog consigo te produzca alguna satisfacción, me doy por satisfecho. Lo dicho Sra. Carmen, muchas gracias.

Rafa dijo...

Sea usted bienvenido a este espacio internáutico... ;P

Unknown dijo...

Espero que siga escribiendo como así se lo pedí el día que visito nuestro pueblo y muchas gracias yo he seguido casi todo lo que ha publicado, aunque no haya hecho comentarios. Con está esta última me ha recordado después de salir de la academia de Baeza cuando me incorpore en un pueblo de Cáceres de Guardia Civil Auxiliar y cuando salí de Úbeda y me incorpore en la operación verano en Gerona por cierto el peor viaje que he hecho en tren. Cuando me incorpore de auxiliar en ese destino llevaba una ilusión muy bonita que ya cuando estas 1,5 años en la calle vuelves a la academia ya no es lo mismo

Unknown dijo...

Posteriormente a cuando lo salude lo estuve comentado con mi padre y me comento que eras amigo y trabajaste con uno que le llamaban en el pueblo "El Niñaco", que pasastis la guerra en villanueva de Córdoba,mi padre en calle Las Navas nº 1, este que se fue a la Policía Armada. Creo que eres de la promoción de tu amigo Alfonso Perez y de"Ficote" hermano de Florentino era anterior o posterior a tú promoción, posiblemente fueras de las promociones de algunos de tus parientes los hijos de la "Rubia". O sea que aquella medio día mi padre me estuvo hablando de muchos de aquella epoca algo mayores que él.

Unknown dijo...
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El abuelo de Villaharta dijo...


Amigo Rafael José,atendiendo a algunas citas que haces en tu comentario,te diré: Fui un gran amifo de "El Niñaco", trabajamos juntos en la mina de la Ballesta, era un año mayor que yo, tuve con el varias anécdotas graciosas y pintorescas; soy de la quinta de mi amigo Alfonso Pérez y de Florentino y mi ingreso y permanencia en la Guardia Civil han sido una de las grandes ilusiuones de mi vida. En el Servicio de Información de la Comandancia de aqui de Málaga, estuve de Guardia, de Cabo, y de Sargento, destino que me llenaba totalmente, y donde la suerte fue siempre mi acompañante, a la vez del buen equipo que formábamos.
Tu petición de que volviera a escribir en el Blog coincidió con otras de personas a las que no podía desfraudar. Un abrazo

Daniel Torres dijo...

Qué alegría más grande. ¡Ha vuelto el Rey de los Ingenios! ¡Gracias, Rafael! Gracias de corazón. El mundo ha sido un lugar más anodino sin tus entradas. ¡Y ahora vuelve a estar más alegre y más animado! ¡Bendita la tierra de Málaga desde que tú la pisaste!