Pueblo Chico, La Orotava, Santa Cruz de Tenerife
Leo en el Diario Sur de Málaga, que en el día de ayer, 30 de julio de 2016 hubo en el Aeropuerto de esta Capital una actividad de 442 vuelos y un movimiento de 72.000 pasajeros.
En 1960 por estas fechas, precisamente hace CINCUENTA Y SEIS AÑOS, yo prestaba mis servicios en dicho aeropuerto, y me quedo totalmente sorprendido al punto de que ni siquiera puede hacerse comparación del como era aquel entonces a la actividad del día de ayer.
Comenzaré señalando, que yo en aquellas fechas prestaba servicio de 84 horas semanales, si ochenta y cuatro horas, o sea doce horas cada día. Hoy seguro que no llegan ni a la mitad, pero además es que ni un solo día teníamos libre de servicio, y así meses y meses, hasta que nos correspondía "disfrutar" no mas de veinte o veinticinco días al año.
Por cuanto a la actividad de aviones, no recuerdo cuántos podrían ser, pero seguro que entre las llegadas y salidas no sobrepasarían las cincuenta y los pasajeros no llegarían a los dos mil. Estaban lo que se denominaban Aeropuerto Nacional y el Internacional, que como su propio nombre indica estaba el primero para los vuelos nacionales, o sea entre aeropuertos españoles, y el internacional para los procedentes del extranjero, y entre éstos estaban incluidos los procedentes de Canarias, y las plazas de Melilla y Ceuta. Posiblemente podrá sorprender a los que paséis la vista sobre lo escrito de esto último que acabo de consignar, pero todo ello se debía a que los equipajes, y también si algún pasajero causaba sospecha de que pudiera tratar de entrar algún género de contrabando, eran sometidos a registro por la fuerza de la Guardia Civil que allí prestaba su servicio. Los equipajes se registraban todos y con tiza se les colocaba a las maletas la indicación de dos letras que para aquel día se tenía a bien señalar, que indicaba había pasado el reconocimiento previsto.
Yo entonces ostentaba el empleo de Cabo 1º y alternaba mi servicio con otro del mismo empleo y los sábados, hacíamos el cambio de turno. Nuestra misión era la vigilancia del servicio y el control del movimiento de pasajeros y equipajes, y durante la noche y parte del día, también la misión que correspondía a la Aduana, dado a que solo había destinado uno de los que entonces se denominaba Vista de Aduanas.
El desenvolvimiento de la actividad y por lo que respecta a todo el personal que allí prestaba sus servicios, como bomberos, facturación, policía, controladores, camareros, y ese largo etcétera, lo era como suele decirse "como en familia", al punto que incluso con los controladores, personal del bar, policía y también de la Guardia Civil, casi todos los días organizábamos partidas de dominó, dado a que se pasaban varias horas en que no había llegada de aviones procedentes del extranjero, ni como indicaba antes de Canarias, Ceuta o Melilla, y los vuelos nacionales no estaban sometidos a control alguno salvo el que se ejercía desde la torre.
Había cierto compañerismo entre todo el personal allí destinado, al punto de que se gastaban bromas entre ellos, al punto que voy a contar una anécdota sucedida en aquellas fechas, durante poco más de un año en que yo estuve allí destinado. Resulta que uno de los empleados, estaba realizando los trámites para contraer matrimonio y al hombre lo que mas le preocupaba era lo relativo a que tenía que confesarse para luego recibir la comunión en el acto de la celebración de la boda religiosa. Como había citado antes éramos como una familia, todo se comentaba, y como siempre hay gente dado en gastar bromas, uno haciéndose pasar por el cura que los iba a casar, llamó por teléfono al aeropuerto, aunque la llamada se realizó desde el propio aeropuerto, pidiendo que se pusiera al aparato el aspirante a contrayente al matrimonio. Y por tal medio le dijo que si no tenía inconveniente le haría la confesión, a lo que no se opuso, si no que hasta se prestó gustoso. Y así fue confesando sus pecados a las preguntas que el presunto cura le iba formulando. El éxito de la broma fue total y el que fue objeto de la misma, no es que le hiciera mucha gracia, pero tampoco se lo tomó demasiado mal.
Yo hace varios años no he ido por el aeropuerto, pero si lo hiciere ahora, creo me hallaría como suele decirse, como gallina en corral ajeno, o sea totalmente despistado.
Como había citado antes, ni compararse pueden aquellos tiempos y circunstancias con las de hoy, tan distintas como distantes las unas de las otras, pero casi todo en beneficio de la mayoría, menos aquella camaradería y compañerismo de todos los que formábamos el personal del Aeropuerto que primero se llamó de García Morato, y también El Rompedizo. También echo de menos aquellos treinta y cinco años que entonces tenía. Y como nos encanta decir a los "viejos", "y parece que fue ayer".