En mis años mozos había una canción que llevaba por título, "Hace un año que yo tuve una ilusión" y que era interpretada por varios y varias cantantes y que era una de mis favoritas entonces. Pero no, el título de esta entrada no es para traerme al recuerdo aquella canción, si no otro de poco grato recuerdo.
Tal día como hoy del pasado año 2013 era Sábado Santo, día de la merendilla en mi pueblo y hasta allí me llevó mi hijo Rafa y también iba acompañado por mi amiga Carmen y mi nieto el editor de esta magna obra, como es mi blog. El propósito del viaje no era otro que el de pasarlo bien, una buena "pechá" de comer y pasar unas horas con mis sobrinas, sobrinos y quien se terciara. Pero como reza el dicho, "el hombre propone y Dios dispone", y lo que era el propósito se torció en gran parte, por aquel accidente del que ya di cuenta en mi entrada del día tres de abril del pasado año.
Una de las principales obligaciones que tengo cuando voy a mi pueblo, es ir a visitar a mi amigo del alma, Alfonso Pérez, y como digo, ya lo cité en mi entrada del tres de abril pasado, bajando una escalera cogido a la barandilla, sería por agradecimiento de mi visita o a lo mejor el deseo de venirse a Málaga conmigo (la barandilla, se entiende). El caso es que, soltándose de su arraigo en el que sin duda llevaba muchos años, los dos bajamos por el medio mas rápido que se puede y es rodando escaleras abajo hasta llegar a la planta del piso, de cuyo resultado se me produjo un gran hematoma en la sien derecha y rostro del mismo lado. Poco mas de dos meses después, me llegaron las consecuencias mas graves y pasé unos días algo peores que malos y aunque se dice que bicho malo nunca muere, no tan graves como las que me surgieron el pasado año, pero sí cuando menos con cierta molestia, de vez en vez suelen volverme, y hoy ha sido uno de esos días, en que, como me sucede en estos momentos, me dejan con no mucha gana de nada, pero sobreponiéndome a ello, y porque no se salga con la suya, aquí estoy rememorando esta efemérides, que a decir verdad no es que sea de lo mas divertido que me haya sucedido en la vida, sino, si seguro el "porrazo" mas grande de mi existencia. En aquella entrada del pasado año sobre el particular, no faltó a quién, y como creo nos sucede a los españoles, en estos casos de caídas, le produjo cierta risa e incluso en el comentario que puso en aquella entrada, comenzaba con aquello de " pon... pon... batacazo y chichón" y luego algunos comentarios que se hicieron con respecto a mi caída, que mas bien servía de chanza que de pena.
Pero en fin, como cito en el título ya hace un año y aquí estoy dando testimonio de ello y aunque sea con alguna molestia de vez en vez, no me importa estar narrando esta efemérides algunos, o muchos, porque no, años venideros. Pero realmente las consecuencias que me sobrevinieron el verano pasado, físicamente me hicieron pasar unos de los días mas duros de toda mi vida.
Bueno mira, he conseguido citar el día de la merendilla del año pasado y hoy, mi comida ha sido bastante más austera y también produce menos colesterol y otras contrariedades para el organismo de las "personas mayores".
Hasta la próxima entrada.