domingo, 26 de enero de 2014

Triste aniversario



Hoy se cumplen seis años del fallecimiento de mi hermano Cesáreo. Después, y poco mas de dos años y medio le seguía mi otro hermano Antonio y casi cuatro posteriores, el último fallecido, José. Anterior a la muerte de mi hermano Cesáreo, hacía mas de setenta años y durante la guerra civil, lo hacía el anterior, pero solo cuando contaba unos meses de edad. 
   
Cuando se llega a estas alturas de la edad, traer al recuerdo estas efemérides, la verdad es que se te encoge el alma, pero también es cierto que ello te hace repasar aquellos lejanísimos y más difíciles tiempos, de cuando en torno a nuestros padres, los cinco hermanos que conseguimos superar el primer año de vida, lo hacíamos, si no sobrantes de recursos para las supervivencia, sí con la alegría de una prole que nunca les faltó el cariño y protección de sus padres, y que aquella armonía que se respiraba en aquel, humilde pero acogedor hogar, ayudaba a soportar las propias dificultades que las circunstancias imponían. 

Hoy, al comprobar, que primero mis padres y luego tres de los cinco hermanos, fueron desapareciendo, quedando solamente dos, el primero por edad que soy yo, y segundo mi hermana la última de venir al mundo de los cinco, se siente cierta sensación de orfandad, que como decía anteriormente, se te encoge el alma y hace que el ánimo te haga volver un sentido y querido recuerdo para todos ellos. 
  
Si el llegar hasta los años que yo ya tengo, gracias a Dios, y siempre como ahora me encuentro, te hace de gozar y  ver a toda tu descendencia en el modo y forma en que se desenvuelven, no te exime tampoco de ir acumulando jalones de hechos que van llevándose girones del alma por el dolor que  ello te han ocasionado y que sin duda es el tributo que hay que pagar por el goce de lo primero.
   
Como puede colegirse del tema y forma de ir desgranando el motivo de esta entrada, no es que de ello pueda infundir en el ánimo de mis, como siempre digo escasos lectores, para continuar su lectura, pero, y si así sucede, pido perdón por ello, pero como comprenderéis una vez el recuerdo acude al sentimiento, resulta casi imposible no dar rienda suelta a su enumeración y así descargar un tanto la tristeza que te ha ocasionado, y aceptar que aunque así sea, que menos podemos hacer por esos seres que por todo el tiempo que permanezcamos por este mundo, seguirán ocupando esos lugares preferentes que así lo hicieron durante el tiempo que lo estuvieron en nuestras vidas.

Seguramente la entrada de hoy, hubiere cuadrado mejor con el 
"día de perros" que hacía el pasado domingo, fecha de la anterior entrada, y no con el de hoy, que es uno de esos esplendorosos que  esta bendita Málaga suele regalarnos con frecuencia, incluso en el invierno. Pero, así son las cosas, y aquí viene a cuento un dicho, por cierto poco afortunado, que  se decía con frecuencia allí en mi pueblo, que lo era del siguiente tenor: "Donde se cae el burro, se le dan los palos", y como hoy se cumple el aniversario del fallecimiento de mi hermano Cesáreo, pues aunque haga un día verdaramente primaveral, no podía hacerse el pasado domingo.

En las próximas semanas, se cumplirán años, que no se me pasaran por el olvido, acontecimientos, uno, tan nefasto, que sin duda hasta entonces no  hubo otro que comparársele pudiera; los demás, tan venturosos como hasta entonces no me habían acontecido, y uno, el mas próximo en cumplirse su efemérides, tal que lo es en el día de mañana veintisiete, que  fue  en el que conocí a Gloria,  que después fue mi esposa y madre de mis hijos y que  hizo que mi vida tomara el camino  que mejor no pudo serlo en mi ya largo transitar por la misma.

Al tiempo que he dedicado a narrar todo cuanto antecede, he vuelto a dar un repaso casi por todo lo que ha sido, y está siendo, mi paso por este mundo, y que ojalá, todos los míos cuando hagan balance del paso por la suya, cuando por lo menos les alcance el punto donde yo me hallo, puedan hacer un balance tan favorable de todo su discurrir, como el mío lo fue, lo es, y pido a Dios así lo siga, hasta el final de mi trayecto.

Hasta la próxima entrada.

3 comentarios:

Carmen dijo...

Me admira tu entereza para soportar esos malos momentos que te ha tocado vivir, me alegra de que a pesar del tiempo transcurrido recuerdes el día que conociste a tu esposa, creo que casi nadie, si preguntáramos sabría decir el día exacto en que se conocieron, pero tu supermemoria te permite disfrutar esos bonitos recuerdos. Siempre ves el lado positivo en todas las ocasiones,aunque sea en una entrada un poco triste como esta. Bss.

Rafa dijo...

Una foto para ilustrar la entrada de hoy. La hice la semana pasada. Bien bonita que es...

¿Alguno se atreve a aventurar de dónde es?

Unknown dijo...

El edificio blanco que se ve a la izquierda es el auditorio de Santa Cruz de Tenerife