lunes, 28 de octubre de 2013

Las botas con tachuelas



Comenzaré diciendo que una tachuela es un pequeño clavo con cabeza grande. Y esa, o aproximada, es la definición que de la misma hace, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Ahora vamos a lo de la bota, como calzado.

Yo debía de andar por los diecisiete años de edad, cuando mi madre que era la que se encargaba de todos esos menesteres, me compró unas botas para ser calzadas en los trabajos del campo, y no se del modo que se valió para ello, ya que las mismas, que yo sepa. por aquellas fechas solo se fabricaban en el pueblo de Villaviciosa, vecino  del mio. Eran totalmente de cuero, con una suela bastante amplia y de un grosor no menos de centímetro y medio, o quizás algo superior,  y en la misma le colocaban, en perfectas alineaciones, cuando menos treinta y cinco o cuarenta tachuelas a cada una. Por tanto, el apoyo sobre el suelo solo se verificaba por las cabezas de las  mencionadas tachuelas. Dado a la cantidad de ellas que como digo superaban las treinta en cada una de las plantas de aquellas botas, debían pesar, calculo yo, entre el kilo y kilo y medio, y que por tanto el mero hecho de caminar a paso normal, ya suponía  un esfuerzo, que si no fuera por la edad en que comencé a  utilizarlas y que en no pocas ocasiones llevaba a efecto caminar más de diez o doce kilómetros, solo en llegar al trabajo, todo el día en lo que suponía el ejercicio del mismo, y regreso a casa o al cortijo, andaba cuando menos por los veinte o veinticinco kilómetros. 

Como he citado anteriormente, sobre el suelo, que en su mayoría solía ser terreno pedregoso y pendiente, el contacto sobre el mismo se hacía con la cabeza de las tachuelas, por ello el desgaste en el calzado era mínimo,  y cuando en alguna ocasión se notaba la falta de alguna tachuela, era reemplazada del remanente que para ello nos habíamos provisto. Hasta la utilización de aquellas botas, en el trabajo del campo solo había usado las llamadas alpargatas, y recuerdo que las de mayor calidad y duración, eran las que tenían la marca o el nombre de "siete vidas", que en la suela, que era de goma o caucho, tenían la figura en relieve de un gato, y cuando en verano caminaba con ellas por veredas polvorientas, la figura del gato quedaba marcada sobre el camino. El resto era de lona o tela bastante fuerte, pero el peso de cada una de ellas podría estar sobre los veinte o veinticinco gramos, lejísimos del peso de cada una de las botas  de tachuelas que como apunté anteriormente, superaban sin duda el kilo. El cambio en el uso de las alpargatas a las botas, solo lo noté en el momento de comenzar a caminar con éstas, pero con 17 años que tenía, no había inconveniente alguno en que lo hiciera con la ligereza que da la juventud. 

Aquellas botas las estuve utilizando por espacio de unos dos años consecutivos, en que por pasar del trabajo del campo a la mina y no ser posible su uso, quedaron colgadas en uno de los clavos que había en el piso superior de la casa, al que llamábamos "cámara", durante los dos años que estuve de minero, mas los dos y medio que permanecí en el servicio militar. 
     
Una vez regresado de éste,volví a utilizarlas por otro período de tiempo de año y medio aproximadamente en que verifiqué mi ingreso en la Guardia Civil. Entonces y por mi parte volvieron a colgarse, sino del mismo, sería de otro de los muchos clavos de la cámara y posteriormente ya no volví a preocuparme, ni saber, de cual pudo haber sido el final de las botas de tachuelas, que desde el propio inicio de mi juventud me estuvieron sirviendo como calzado, hasta próximo a cumplir los veinticinco años que contaba cuando ingresé en el Cuerpo, y aún todavía estaban en buen estado de uso. Hoy venidas al recuerdo y señaladas en esta entrada, me han traído a la memoria de como se desarrollaba mi vida en aquellos entonces, y seguro, alguno de mis hermanos las utilizó, pero sin duda no conseguiría su deterioro por el uso, y desconozco cual pudo ser el final  de lo que tantos años estuvieron ligadas a mi persona y formaron parte de un periodo, que por ser el de la juventud, tan maravillosamente se recuerda. 

Como veréis, voy de mal en peor por cuanto al interés de lo que suponen estas nuevas entradas en el blog, pero por nimio e insignificante  que os parezca, un ligero pellizquillo se me coge en el estómago, por lo que supone que en un periodo de no inferior a los siete años, una insignificante clase de calzado marcaron ese periodo de  mi vida.

Hasta la próxima.

5 comentarios:

Rafa dijo...

Hoy que tengo algo más de tiempo libre, a pesar de la cercanía del examen que decidirá el futuro de mi existencia, voy a escribir un pequeño comentario crítico.

No me parece apropiado que acabe bastantes de sus entradas dudando sobre el interés que nos produce leerlas. Denoto cierto problema de autoestima al tener, parece que "autoasumido", que los temas tratados en este blog no resultan interesantes...

¿Acaso nos ha preguntado?

Al menos a mí, como persona humana, sí que me parecen interesantes. De hecho, si no me lo parecieran, honestamente, dejaría de entrar a leerlas.

La única persona que tiene la capacidad de decidir sobre qué escribir en este blog es usted y, por lo tanto, si percibiese que algún tema no va a resultar interesante, de verdad que no escribiría sobre él. Y buscaría algún otro que si lo fuese.

Con esto no quiero decir que deje de escribir sobre temas que "a su entender" no resultan atractivos. Es más, le animaría a escribir con una mayor asiduidad...

Me gustaría destacar que TODOS Y CADA UNO de las entradas de este blog tienen para mí un interés MAYÚSCULO.

Desde este comentario me gustaría proponer que todas las personas que leyeran este blog opinaran sobre el interés de las entradas. Así saldríamos de dudas...

He dicho.

Muchas gracias y un saludo desde África con amor.

Luis Carballeda dijo...

Totalente de acuerdo con Rafa, lo de las tachuelas no lo sabia, y siempre gusta aprender, asi que animo y a seguir con los recuerdos.

Carmen dijo...

Yo tampoco había oído que hubiese botas con tachuelas en la planta, supongo que sería para evitar el desgaste de las suelas y en cuanto a lo de los artículos, creo que sabéis que a mi me parecen todos muuuuy interesantes, creo que somos muchos los que opinamos así, aunque no dejen comentarios por uno u otro motivo, así que adelante y nada de desanimo, que siempre que hay una nueva entrada, al menos para mi, es una alegría Sr. Galán. Bss.

El abuelo de Villaharta dijo...


No tengo por menos que agradecer de todo corazón a los comentaristas que me preceden en esta entrada, cuanto acaban de decir, y ello me insufla el suficiente ánimo para con tinuar. Pero lo que a mí me hace el pedir perdón cuando comento algo tan simple, que cuando menos a mi me lo parece, como en este caso un par de botas, y que no faltará quien o quienes digan, ya está con sus "batallitas" y como creo he tratado de decirlo en mi entrada de hoy, tan simple como pueda parecer, estuvieron formando parte de mi vivir cotidiano varios años, que también por lo que a la edad en que ello fue, dejarón huella en mí, y que cuando se llega a estas alturas de la vida en que las sensibilidades se disparan, hacen que lo consideremos parte importante de nustras vivencias.
Reiterando mi agradecimiento, un abrazo para todos.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con mi hijo. Los temas me parece muy entretenidos e interesantes. Rafael Galán.