viernes, 6 de enero de 2012

La festividad de Reyes, a través de los años


Sin lugar a dudas, el paso del tiempo casi todo lo cambia. Esta mañana y como es costumbre en mí, me he levantado temprano, y digo temprano, porque cuando yo suelo levantarme, todavía aún ni la aurora lo ha hecho. Pero voy a dejar de irme por otros vericuetos y vamos derechos al grano.

Para hacer honor al título que he dado a esta entrada, y cuanto voy a exponer lo será por el momento en cuanto a mi personalmente se refiere, para poder hacer una comparación con una perspectiva más amplia, voy a remontarme hasta allá el principio de los años treinta del pasado siglo, cuando yo comencé a tener conciencia de algunas de las circunstancias que se iban sucediendo a mi alrededor.

Aunque un tanto difusas en el recuerdo, por aquellos primeros años a los que hago mención, los Regalos de Reyes que me dejaban para mí y algunos de mis hermanos que me iban sucediendo en nacer, consistían en un par de roscos, un par de perrunas y no mas de dos o tres "peladillas", para cada uno, y estas últimas era lo único que se compraba, por que la otra clase de dulces los hacía mi madre. De juguetes, lo que se pudiera llamar como tal, y eso debía ser cuando la mayoría de mis hermanos aún no habían nacido, un año me echaron los Reyes, y que yo ya sabía que eran los padres, mira si era despabilado, una moto, de nos mas de cinco o seis centímetros de longitud, hecha de hojalata, podía pesar allá por veinticinco o treinta gramos, de solo dos piezas, y tanto las distintas partes del vehículo como las del propio motorista eran pintadas sobre la chapa, asi que ni ruedas siquiera tenía. El correr y el propio ruido del motor, si quería que la moto se desplazara llevando el vehículo en la mano, tenía que hacerlo yo, pero incluso ésto y lo recuerdo como allá por los principios del mundo, mas de una carrera hice por aquellas autopistas empedradas, en no todos los tramos, que eran las calles de mi pueblo. Todo este relato anterior, alcanza hasta las fiestas navideñas-Reyes de 1935-36. A partir de aquí, primero por los años de la Guerra en zona roja, y luego por el paso de las postguerra, jamás volví a recibir el más mínimo regalo de Reyes hasta, creo que pudo ser en las festividades de 1954, en que lo recibí de la entonces mi novia y que luego terminó siendo mi mujer y fueron unos gemelos con mis iniciales de nombre y primer apellido.


Y ahora, vamos a lo de que han cambiado tanto la clase de regalos. como la cantidad de los que se echan a los niños, y no tan niños. Pues volviendo al inicio de esta entrada, o sea a partir de las primeras horas de la mañana, hace treinta o treinta y cinco años, las trompetas, los tambores, las pelotas y balones y las bicicletas, estaban en la calle formando la correspondiente algarabía, y los niños había que llamarlos para que volvieran a la casa a la hora de la comida. Esta mañana, durante toda ella, ni un solo niño he visto en la calle, jugando a la pelota, ni montando en bicicleta, incluso esto menos que en cualquier otra festividad, y si es el desagradable ruido de las trompetas y los tambores, hace muchos años pasaron a ser solo recuerdo de los algo mas que mayores. Pero si hay algo que me admira, es que parece que los niños de hoy vienen al mundo con sus cerebros robotizados para manejar la clase de máquinas y elementos que les traen los reyes, y que tan pronto caen en sus manos, los manejan con una habilidad de la que, por lo menos a mí, me costarían meses para por lo menos poderme distraer con ellos.


Para no hacerme mas pesado con este tema, dejaré como broche de oro, el que desde mi primera infancia, tuve el vehemente deseo de tener algún día una patineta, pero que a estas alturas de mi vida, y este hecho lo he dejado escrito en algunas entradas de este blog, posiblemente me vaya para el otro mundo sin que llegue a poseerla y mucho, menos darme sus correspondientes paseitos.


Antes los niños de todo el barrio se conocían de jugar a la pelota, o jugar con las canicas, los trompos y otros, y hoy incluso los que vivan en el mismo bloque creo se pasaran meses sin verse. En lo que si podemos decir que hemos ganado es en el molesto ruido tan poco agradable que producían las trompetas y los tambores de tiempos ha.



Bueno, pues ahí quedan las alteraciones en los modos y costumbres que causa el paso del tiempo, desde que yo tenía uso razón, hasta nuestros días. Hasta la próxima entrada.

1 comentario:

Carmen dijo...

Me alegro muchiiiiisimo de que por fin tengas tu patineta, aunque sea virtual, seguro que la vas a disfrutar mucho como siempre ocurre cuando se consigue algo muy deseado. Al contrario de cuando tu eras pequeño, hoy los niños y no tan niños tenemos demasiado de todo y quizás por eso no se valoran las cosas tanto, de todas formas es bonita esa ilusión de los Reyes, espero que siempre la mantengas y encuentres algo en tus zapatos ji ji. Saluditos: Carmen