Este dicho de "cada mochuelo a su olivo", suele utilizarse, por lo menos en mi pueblo, cuando se disuelve una reunión familiar, de amigos, socios u otra cualquiera y cada cual ha de marcharse a su casa o donde quiera que le corresponda, según el caso. Esta mi nueva entrada en el blog quiere hacer alusión al fin de las vacaciones de verano.
Los míos, cada cual se halla en su "olivo" y como no, yo también en el mío desde cuya atalaya como lo vengo haciendo desde algunos, bastantes, años y estando siempre "ojo avizor" captando cuanto me es posible el devenir y acontecer de mis familiares mas allegados, sin que por ello deje de recoger lo que a lo mejor nada me importe. Mis desplazamientos voladores suelen ser cortos y espaciados sin que abandone el entorno en que me vengo desenvolviendo desde el tiempo a que antes hago mención. ¡Qué diferentes son las actividades de cada persona, según su condición, profesión, y muy especialmente de su edad! Mis hijos cada cual en el desempeño de sus funciones profesionales. Mis nietos, gestionando algunos su futuro próximo y otros esperando el comienzo del curso correspondiente a sus estudios o carreras. ¿Pero y yo, que hago? Nada, dejar pasar los días, que aunque no quisiera dejarlos pasar, ellos lo harían por su su cuenta, sin que tuvieran en consideración lo que a mí o a nadie pudiera convenirles. Los días, semanas, meses y los años pasan a velocidad de vértigo sin tener compasión alguna de los que llevamos tantas décadas acumuladas y cada momento que va pasando nos está menguando cualidades físicas y en su proporción acortando nuestra estancia por estos lares. Dicho así, fríamente a cualquiera pueda parecerle que vivimos con el miedo y la preocupación de nuestra desaparición física. Puedo asegurar, cuando menos por lo que a mi respecta, nada mas lejos de la realidad. ¿Es que estoy deseando que así suceda? Menos todavía. Los años van dejando sobre nosotros esa filosofía propia de los viejos, que asumimos con toda normalidad de espíritu lo que el día en que esté determinado nos pueda alcanzar esa desaparición de este valle de lágrimas. Siempre pensamos que cuando nos llegue el momento, dejaremos de contemplar la llegada de cualquier circunstancia que alguno de nuestros seres queridos esté por alcanzar, pero siempre será así. Nuestro discurrir está dividido en dos sesiones principales. La una el recuerdo. La otra el futuro, pero éste, no el nuestro propio, sino de esos mencionados seres por quienes mantenemos la única ilusión que abrigamos en nuestro vivir. De los recuerdos, en particular de aquéllos que se marcharon físicamente, pero que tanto consiguieron dejar en nuestros sentimientos.
No piensen quienes lleguen a tener entrada a este blog y a esta mi exposición de hoy, que pueda hallarme en un momento de desánimo o depresivo, no, nada de eso, estoy como siempre y con la misma disposición en que siempre lo hago cuando realizo las entradas en el blog. Mi estado emocional, gracias a Dios lo tengo bastante nivelado y salvo cuestiones familiares, mucho más que las propias personales, son las que suelen alterarme el talante, según su alcance o importancia.
Bueno está terminando el día de la Patrona de Málaga, Nuestra Señora de la Victoria, que en cuanto a mí se refiere en nada ha alterado el discurrir de este día.
Esta entrada no ha tenido perfil alguno de interés, pero yo he pasado una hora, que me ha llevado hasta el momento de irme a cenar y dar por terminado otro día más. Ya veremos de lo que trataré en la próxima.
2 comentarios:
Conste en acta que el tono reflexivo-filosófico de las dos últimas entradas me parece digno de meción especial. ESPECTACULAR. Esperemos que siga la racha en futuras entradas...
P.D.: Encontrar una foto adecuada para la entrada de hoy ha sido bastante fácil; no he tenido que rebuscar mucho...
Rafa, no, "Rafita", gracias por esa catalogación de "tono reflesivo-filosófico" que haces de mis dos últimas entradas en el blog.
¿No te cegarán un poco los sentimientos?
Un abrazo
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