domingo, 5 de febrero de 2017

Según desde la atalaya que se observe


Hoy cumple mi hijo mayor 60 años. Cuando yo era niño, e incluso un joven, decir que una persona tenía sesenta años, era decir ancianidad.

Mi padre cuando contaba 40 años, precisamente en 1938, fue movilizado y llevado al frente durante la guerra civil española. Fue el último reemplazo que movilizaron y su llevada a los frentes de guerra infundía en el personal cierta compasión, pues con aquella edad se consideraban ya personas sin capacidades físicas para tales menesteres, e incluso se decía que eran viejos para llevárselos al frente.

Continuando con mi padre, q.e.p.d., falleció precisamente el mismo día que cumplía 61 años y entonces si era ya realmente un anciano, tanto en apariencia física como en pérdida de aptitudes, No obstante hay que comprender que, primero estuvo cuando su reemplazo en la llamada "guerra de Melilla", después como se indica, en la Guerra Civil, y terminada ésta, tres años en la cárcel como preso político, y por las circunstancias que se daban,  en condiciones infrahumanas.

Cuando ingresé en el ejército por mi reemplazo, que se hacía en el año en que se cumplían los 21 años, aún estaba vigente una disposición de que el quinto que fuera hijo de padre sexagenario, o sea tuviera sesenta o mas años, se libraba de ir a la mili, si no tenía otros hermanos en la casa que pudieran ayudarle a su padre, al que se consideraba carente de facultades para poder trabajar y llevar un jornal al hogar. Hoy, tal disposición ha perdido su vigor, dado a que ya ni siquiera se va forzoso a la mili.

Volver hoy la vista y el recuerdo hasta aquellos lejanos y tenebrosos tiempos, especialmente de los años, 20, 30 y 40, del pasado siglo, y toparse con una vida tan carente  de medios y tan llena de miserias, que los que pasamos por aquellas vivencias, vivir los tiempos desde incluso hace ya algunas décadas, nos consideramos estar haciéndolo en lo que, verdaderamente para nosotros, es el "paraíso terrenal".

Sin duda, en aquellos tiempos, buenas fortunas habrían de tener, los que como yo ahora navegaran  por la nonagenariedad para gozar de la clase y calidad de vida que yo gozándola estoy. Ojalá todos mis descendientes, me refiero por el momento a los que actualmente viven, puedan disfrutarlo como gracias a Dios yo lo hago.

Con esta entrada de hoy. creo he dado fin a la sequía mayor habida en el blog, sin escribir en el mismo.

Hasta la próxima, y si hoy cumple años mi hijo mayor, mañana lo hace mi hija, que es la menor de los tres que tengo. Por tanto, FELICIDADES AL QUE LOS CUMPLE HOY, Y COMO NO, IGUALMENTE PARA LA QUE LOS CUMPLE MAÑANA, aunque algunos menos.