viernes, 27 de abril de 2012

Otro "cumple" más y van...


Alguien dijo alguna vez que nadie es tan viejo que no piense que aún todavía puede vivir un año más. Efectivamente, eso mismo he pensado yo hoy. Aún sin olvidar que ando por estos andurriales desde aquél lejanísimo 27 de abril de 1925, es cierto que no por ello me encuentre con los deseos, ilusiones y ganas de seguir viviendo, como he citado cuando menos hasta el año que viene por esta fecha, y que volverá a repetirse esa idea, o para mejor decir deseo, de que así sea. Pero todo esto no deja de ser esa fugaz idea que instantes después se evapora y cuyas cenizas descienden hasta el suelo donde uno se halla y como despertado por una sacudida te hace volver a las realidades de tu propia edad, y mirando con cierta cautela por esa senda que habría de llevarnos hasta el próximo año, incluso llegas a restregarte los ojos creyendo que con ello quitas importancia a la elevadísima cuesta que ante ti se te presenta para poder alcanzar esa meta, y que pasito a paso, tanto esfuerzo habremos de emplear para alcanzarla, aunque para los mas jóvenes piensen, y con toda razón, que ellos sin alterar siquiera el resuello llegaran hasta allí y mucho mas allá. Pero yo también fui joven, aunque ya casi ni me acuerdo, y vosotros jovencitos podaís pensar que los viejos ya nacimos así, os aseguro estáis equivocados de punta a punta, y aunque de muy tarde en tarde se os venga al pensamiento de que también a vosotros algún día pueda alcanzaros, no diremos la ancianidad, que puede parecer mas duro, pero si la vejez, los años pasan mas veloces de lo deseado y en llegando la hora, volviendo el recuerdo al pasado, os diréis como todos lo hemos hecho, de "hay que ver como pasan los años".

Pero, como cada año, desde ya hace muchos, dejo volar mis recuerdos hasta aquella lejana niñez en que comencé a tener conciencia de mi estancia en este mundo, y nunca terminaría de dar gracias a Dios  por cuanto me fue concedido a lo largo de toda mi existencia, sin duda con bastante mayor largueza de cuanto haya podido merecer, y de cuya descendencia  sobrevenida con la colaboración, como no puede ser de otra manera, con la mujer que seguro por ÉL me fue asignada,  cada día me siento mas orgulloso de ello, y no dejen de recibir compensaciones a cuanto merecen sus comportamientos, tales la señalada en el día de ayer a uno de ellos, llevada a este mi blog de lo que me daba como el mejor regalo que pudiérese darme para este mi "cumple". Tampoco en estas efemérides se dejan en el olvido a los que se nos adelantaros en irse de esta vida, no evitando con ello que algunas, muchas, lágrimas acudan a nuestros ojos y que con estas recordaciones vayan unidos mis deseos de que Dios los tenga acogidos, siquiera donde merecieron por sus comportamientos durante su caminar por esta vida. A mí y cuantos seres queridos me rodean y me mantienen esta feliz ilusión de seguir viviendo, no nos eche en olvido y nos siga aportando cuando menos como lo ha sido hasta ahora.

Valga por hoy y hasta la próxima entrada.

jueves, 26 de abril de 2012

Misión cumplida: ¡ALELUYA!


Mañana es mi cumpleaños, pero como ya son tantos los que voy a cumplir, que eso pasa ya  de ser noticia, y  comprenderéis, que no es por eso por lo que he titulado esta entrada con ese Aleluya. Lo que si puedo decir a los cuatro vientos, lleno de alegría y de orgullo como abuelo, es que el mejor regalo que se me podía hacer para este cumpleaños, lo he recibido hoy a medio día, con la noticia, y como lo siento lo voy a hacer constar, de que MI NIETO RAFITA HA APROBADO LAS OPOSICIONES, cuyos primeros exámenes venían ya desde noviembre del pasado año, hasta los últimos coletazos que los había sufrido a mediados del presente mes de abril. Y voy a decir más, y es que en uno de los muchos comentarios hechos a propósito de estas oposiciones, con mi asidua lectora de este blog y gran amiga, Carmen, no hace muchos días me permití decirle "que no es que estaba seguro de que íba  aprobar, si no que su clasificación estaría entre los "diez primeros", lo que en plan de broma llegó a calificarme de "enteraillo", y aunque también se que para ella ha sido una gratísima noticia, tenga en cuenta que los "galanes", solemos acertar con relativa frecuencia en nuestras apreciaciones, ya que estan basadas en realidades al juzgar como se merecen de quienes estemos hablando, y conocer sus cualidades. Y ahora que, todo el mundo si quiere me tache de lo mismo, pero a mí, a toda mi familia, pero principalmente a mi hijo Rafa, mi nuera Encarni, padres del "aprobado" y a ÉL, muy especial, como suele decirse  "QUE LE QUITEN LO BAILAO". Rafita, un fuerte abrazo de tu abuelo Rafael y en "La Sacristía", espero gastarme los cuartos para celebrarlo, aunque puntualizando, que no me gusta pagar caprichos y que el champán lo paguen "otras" (ya sabéis por donde voy). Hasta la próxima entrada que ójala fuera con un motivo semejante a la de hoy. 

lunes, 23 de abril de 2012

Candil, capuchina y farol


Curioso título el de esta entrada. Sobre todo en las grandes ciudades, cuando menos alguno de esos artilugios, la mayoría de los lectores, aunque seamos humildes, me refiero a la mayoría de los escasos que entren a leer este blog, digo alguno de esos utensilios, ni los habrán oido nombrar en su vida.

Con la reseña de esos utensilios, que es lo que eran, y están íntimamente relacionados con mi primera infancia, voy a tratar en esta entrada de contar algo que aún tan lejano en el tiempo, yo lo mantengo totalmente en el recuerdo y con ello, podréis daros cuenta de la diferencia de aquel vivir mío, como digo en mi primera infancia, a lo que hoy tenemos todos, incluido yo, claro.

Si algunos informes no me fallan, creo que allá por el mes de febrero de 1931, llegaba la luz eléctrica a mi pueblo. Yo por tanto estaba próximo a cumplir los seis años de edad. Así, antes del importantísimo acontecimiento de la llegada de la "luz", como por todo el pueblo se decía, en todas las casas, y por tanto claro en la de mis padres también, cuando llegaba la noche utilizábamos, generalmente, para alumbrarnos en el interior de la casa, el candil y la capuchina, y para salir por las calles del pueblo el farol.

El candil era un utensilio, de mayor o menor tamaño, según si era para destinarlo al alumbrado del domicilio o para algunas naves de alguna industria, con un depósito para el aceite, y una, dos o mas piqueras en las que se colocaba una torcida, hecha casi siempre de hilo de algodón. Esa torcida era encendida en la parte exterior de la piquera y el resto quedaba introducido en el pequeño recimpiente que estaba lleno de aceite y de donde se íba alimentando hasta que se agotaba, y que en tal caso, esto si lo hacía antes de irse a dormir toda la familia, había que reponer el correspondiente combustible. En la parte superior del candil, se colocaba un varilla metálica con un gancho, que en caso de tenerlo en sitio fijo se colgaba en el lugar mas apropiada para que alumbrara más y para andar por el resto de la vivienda se tomaba en la mano y se llevaba de un sitio para otro. El candil cuando se apagaba, que solía hacerse como es natural en el dormitorio donde finalmente se llevaba para acostarse los últimos de la familila, desprendía un humo que generalmente su olor no era nada de agradable, dado a que en la mayoría de las veces el aceite con el que se abastecía era el procedente de las frituras de pescado u otras comidas y que en vez de tirarlo se le daba el uso para el alumbrado.


La capuchina, era generalmente de muchísimo menor tamaño que los candiles, hecha de metal, en su mayoría de cobre como la que había en mi casa, su depósito por tanto también era mucho menor y  como en el candil, se introducía la "torcida" en su interior, quedaba el aceite oculto al exterior en su depósito, y para apagarlo se volcaba sobre la torcida encendida, una especie de capucha, y de ahí su nombre de capuchina, y que a la vez que dejaba apagada la luz, evitaba que el humo que desprendía al apargarse no saliera al exterior, consiguiendo tambien con ello el que los malos olores no se extendendiera por toda la casa, como ocurría con el candil. 


Como citaba al principio, el farol, solía utilizarse principalmente para caminar por las calles del pueblo, que claro se hallaban totalmente a oscuras, y como el farol estaba cubierto por sus costados con otros tantos cristales,  por la parte inferior donde estaba el depósito de aceite quedaba tambien totalmente cerrado y en su parte superior estaba dotado de una especie de tejadillo para que el viendo no entrara en su interior y  se apagara la torcida, que también en el farol se utilizaba igualmente.



El candil y la capuchina, y pese a que cuando llegó la luz eléctrica yo solo estaba próximo a cumplir los seis años de edad, recuerdo el haber portado en el interior de la casa muchas, muchas veces para circular por el interior de la misma. Del farol, solo tengo unos remotos recuerdos de que acompañando a mi abuelo materno, que después de cenar solía salir a lo que entonces solo se les llamaban tabernas, a tomar un café, me dejaba a mí portar el farol en una mano y la otra me era cogida por la suya. El portar yo aquel farol, era una ilusión, que aún perdido tan lejano por el paso del tiempo, aun recordándolo hoy, vuelve a mí aquella infantil satisfacción que me parecía ser transformado en un adulto, pese a tan temprana edad.
 
LA LUZ ELECTRICA. Como decía al principio, y que pudo ser allá en el mes de febrero de 1931, y que para el suministro de la electricidad a todo el pueblo, habian construido un transformador, en la esquina del llamado callejón de las zahurdillas y junto al entonces conocido como el "pozo grande" de agua no potable, unas cuantas horas antes de dar la luz tanto a los domicilios como a todas las calles de la localidad, que haciendo un aparte, creo recordar que solía decirse que había sido uno de los pueblos mejor alumbrado de todos aquellos contornos, digo algunas horas antes de la hora de dar el encendido, creo estábamos allí junto al transformador la mayoría de los niño del pueblo, juntamente con muchísimos adultos, y al llegar el momento de encenderse las luces de las calles y de la inmensa mayoría de las casas particulares, en las que solo se había instalado un punto de luz, o sea una bombilla, la algarabía formada por la chiquillería y no falta de ayuda por muchos adultos, sin duda en mi pueblo, Villaharta, estoy seguro no se habrá dado otro acontecimiento similar ni de tanta trascedencia.

En cada casa, se abonaba diariamente la cantidad de diez centimos de peseta, que el electricista, Sr. Benítez, iba cobrando de casa en casa, cada mañana.

Después de tan largo y quizá pesado relato, cusndo menos, los que no lo sabiáis, os habeis enterado de lo que es un candil, una capuchina y un farol, y que yo, vengo de aquellos eventos y hoy, al igual que todos vosotros, gozo de este impresionante cambio en la forma y modo de vivir, utilizando este ordenador, conectado a internet, con este blog y alguna que otra cosa más. En otra entrada que espero no se dilate mucho en el tiempo, trataré de estos cambios, que sólo los que tuvimos la dicha de nacer por aquello entonces hemos tenido la suerte de poder contemplar tales cambios en el mejor vivir. Hasta la próxima.

viernes, 20 de abril de 2012

Ya estoy aquí otra vez


Quince días y por causas totalmente ajenas a mi voluntad, llevo sin entrar en este mi blog. Las escasas y queridas personas que soléis entrar en el mismo, sin duda os habríais dado cuenta de este detalle. Tenía en mente para la próxima entrada, a la que ultimamente hice con fecha 6 del actual, tratar de algún otro tema que cuando menos despertara en la curiosidad de mis escasos lectores, algo de lo que la mayoría, sin duda desconocéis,  pero una casual coincidencia en este día 20 de abril, me hacen desistir del inicial propósito y del que cuando haga constar de que se trata sabreis perdonarme este cambio de tema.

Y es lo siguiente: hoy 20 de abril, se cumple el 18º aniversario del fallecimiento de mi madre. Sin duda alguna, y aunque cuando mi madre falleció  le faltaban dos meses escasos para cumplir los NOVENTA Y SIETE AÑOS DE EDAD, ya en una extrema ancianidad, la pérdida de una madre es una de las mas dolorosas circunstancias por las que todo ser humano ha de soportar a lo largo de su existencia. Después de esos dieciocho años de su óbito, vuelven a mi recuerdo toda aquella larga y variopinta etapa en que tuve la suerte, si no físicamente, si en mente siempre junto a mí y por añadidura mucho más, yo seguro lo estuve junto a ella. Así, vaya esta entrada especialmente dedicada a su recuerdo y desde las balconadas de la Gloria donde seguro se hallará, no dejará de percibir esta dedicatoria de uno de los deudos que aún andamos por estos mundos, y como el de mayor  edad de todos ellos, también   quiero hacerlo en nombre todos los demás, y reciba de  nosotros un sentido y amoroso abrazo y que también lo haga extensivo a nuestro padre y  hermanos, que igualmente se encuentran en su compañía.

Hasta la próxima entrada. que si mi estado de salud no me lo impide, no han de pasar muchas fechas en que lo haga y que sin duda habrá de tratar tema diferente, que por los motivos apuntados al principio, ha sido la de hoy.

viernes, 6 de abril de 2012

Sesenta y seis años, y era sábado




SÍ, aunque me parezca mentira hoy se cumplen sesenta y seis años en que salí de mi pueblo para irme a la mili. Era la primera vez que me separaba de la familia. Cuando aún solo me faltaba menos de un mes para cumplir 21 años, toda mi vida se había desarrollado en una pequeña localidad como era mi pueblo, y quizá casi a partes iguales, en el campo.

Como ya lo he citado en varias ocasiones, creo que en este blog y también en mis memorias, era voluntaria la decisión de irme al Ejército, ya que a la sazón estaba trabajando en una mina y podíamos optar por seguir en el trabajo que se nos contaba como el tiempo servido en filas para todos los efectos, con la única ventaja de que continuábamos cobrando el mismo sueldo, o dejar el trabajo y hacer lo que yo, y otros muchos más también, decidíamos lo contrario que era hacer la mili. Para mí lo único que realmente me dolía por optar a ello, era el privar a la familia del sueldo que semanalmente nos abonaban y del que nunca estaba demás arrimar a la casa, y que al igual que la inmensa mayoría de los entonces jóvenes, entregábamos, en mi caso, a mi madre íntegramente todo lo que ganaba. Luego ella solía darme lo que creía justo y necesario para mis gastos, pero eso sí, cuando llegaba el domingo o algún día festivo y que visto por la juventud de hoy lo considerarían de cantidades irrisorias.


La decisión tomada por mí, estaba basada en dos circunstancias especiales y únicas. La primera y principal, era el salir de un ambiente donde solo tenía la posibilidad de continuar trabajando en la mina, o en el campo, como lo había estado haciendo hasta dos años antes en que me hice minero. Yo no sabía ni me alcanzaba una idea exacta de cuanto pudiera encontrar en la nueva vida que iba a comenzar, pero eso sí, desde hacía algunos años, en esos momentos tantos durante el día como en muchos en que me surgía algún desvelo durante las noches, mis pensamientos y deseos vagaban por esos vericuetos desconocidos que pasaban por mi mente, pero que un persistente martilleo en mis pensares, me decían que algo hallaría en ese mundo que tan desconocido resultaba para mí, y de lo que solo sabía de la mina y las faenas como jornalero en el campo.


La segunda, era ese desprecio que sentía por el trabajo que realizaba en la mina, el que, por cierto mi madre permanentemente también deseaba que abandonara, por el peligro que ella creía, y en parte tenía razón, de lo que suponía hacerlo en el interior de los pozos, y que sin embargo el único accidente mortal que sucedió durante el tiempo que yo estuve allí, lo fue a un trabajador que lo hacía en el exterior.

Sin embargo y de aquella decisión de la que hoy se cumplen esos 66 años, finalmente me supusieron un aporte de circunstancias que durante la casi total travesía de mi vida a partir de terminar mi servicio militar, me hicieron gozar de unas dedicaciones de feliz recuerdo.

Ahora y en estos momentos, solo el retrotraer el recuerdo hasta aquellos lejanos tiempos, me resulta casi incomprensible el modo, forma y circunstancias en las que entonces se desarrollaba el cotidiano vivir de las gentes, claro incluido yo y todo mi entorno, que alcanzaban infinidad de carencias hoy consideradas casi como indispensables. Cierto regodeo siento al compararlo tal hoy vivo.

Hasta la próxima.

jueves, 5 de abril de 2012

¡Marchando, otra de bodas!



Si las dos entradas anteriores en este mi blog, estaban dedicadas especialmente a enlaces matrimoniales relacionados con la familia "Galán", al cumplirse los aniversarios en las fechas en que han sido relatadas, y mis lectores no tenían bastantes bodas con ello, pues hoy, allá va la tercera, que aunque en años, algunos muy distantes de las otras dos, hoy se cumple ese otro aniversario de la tercera celebrada en el mes de abril. Pues sí, tal día como hoy, pero de hace veintiséis años, se casaba en Marbella mi hijo mayor.

A este respecto, y por cuanto se refería a las féminas de la casa, en aquellos tiempos circulaba un dicho, hoy no se si lo seguirá haciendo, en el que se decía: "En las casas donde hay razón, se casa la pequeña y queda la mayor". En el caso de, con esta la tercera unión relatada, se daba esta circunstancia. Primero, cuando yo me casé, mi mujer, tenía una hermana mayor que ella y que contrajo matrimonio años más tarde, y por cuanto a las de mis hijos, aunque no hembras, si no varones, también lo hizo primero el más joven. Bueno, este aparte que hago, es solo una anécdota del motivo de esta entrada.

Éste, es otro día de esos que como creo he dicho en no pocas ocasiones, dejan señalado uno de esos tantísimos hechos de feliz recuerdo que han venido jalonando el discurrir de toda mi vida. Como no, vaya en primer lugar mi sentido recuerdo, hacía la madre y madrina en el acto, en el que por segunda vez llevaba ante los altares a otro, el que quedaba soltero, de sus hijos, con lo que ello supone para el sentir de una madre, y que allá, donde seguro estará gozando de cuanto mereció por su paso por este mundo, habrá llevado a su recuerdo aquel inolvidable acontecimiento.

Hoy nos hemos reunido, acompañando a los entonces contrayentes, para comer, solo tres de los que entonces asistimos a la ceremonia, más otros tres, uno de los dos sobrevenidos de tal acontecimiento, y otros dos, de otra similar unión, aunque en mes y años posteriores, pero también dentro del clan de los "galanes".

Del matrimonio a que me refería anteayer, que entonces se cumplían treinta años de ello; del de hoy, que como cito, hace veintiséis, y del de mi hija que, dentro de seis meses aproximadamente se cumplirán diecinueve. ¡Qué más puedo pedir, que a la fecha actual se mantengan tal cual en las fechas de su unión, con la añadidura de dos hijos por cada uno de los matrimonios, y todo ello es el báculo principalísimo en que encuentro el apoyo que me hace deleitarme, como lo hago en esta fecha, al considerarme un hombre, total y absolutamente feliz! A Dios pido, mantenga la convivencia y unión entre cada uno de los núcleos familiares, más la también entre unos y otros, como lo están al día de hoy, y así, lo mismo que seguro llegará hasta el sentimiento de su madre, me mantengan a mí con la misma satisfacción y orgullo de contemplar, el mas que natural devenir en su caminar por la vida de todos ellos. Que así sea. Hasta la próxima entrada.

martes, 3 de abril de 2012

Otra doble efemérides



La ventaja o desventaja, de tener tantos años acumulados sobre mis espaldas, es que para este menester de mi blog, que huelga decir como figura en el título de "Recuerdos" dado al mismo, se me amontonan las efemérides de vez en vez para glosarlas en humildes relatos, para que cuando menos lleguen hasta vosotros, tal yo las conservo en el recuerdo, que os prometo las mantengo al día de hoy, tal cual sucedieron en su día. Como por costumbre tengo, comenzaré siguiendo el orden cronológico de sus aconteceres.


Hoy 3 de abril de 2012 y como figura en el título de esta entrada, se cumplen dos efemérides de esas que han ido, para bien, marcando hitos en el devenir de mi vida. Así tal día como hoy, pero de 1958. Jueves Santo por cierto, sobre las dos de la madrugada venía al mundo mi segundo hijo. Con respecto a este acontecimiento y procuraré ser lo mas breve posible, quiero hacer dos puntualizaciones y como no, también relacionadas con la que fue principal protagonista de ello y que desgraciadamente no se encuentra entre nosotros para recordárselo.

Como indiqué anteayer, el día 1º de abril de 1956 contraía matrimonio. A finales de aquel ya lejano abril, mi mujer (q.e.p.d.), le bajó la regla y en su consecuencia y como quiera que tenía unos grandísimos deseos de ser madre, le sobrevino una llantera que parecía no tener consuelo, y manifestando que tenía el presentimiento de que no llegaría nunca a tener hijos. Pues, dos años y dos días después de nuestro casamiento, nacía nuestro segundo hijo como hago constar anteriormente. Así que sus vaticinios como profeta para predecir cual iba a ser su maternidad, no estuvo muy acertada que digamos.

Pero a esta anécdota mencionada, quiero agregar otra no menos curiosa y también relacionada con ELLA. Resulta que mi mujer, y como buena "Toledo", que era su primer apellido y a su vez malagueña de pura cepa, sentía por la Semana Santa de su tierra una pasión inigualable y por encima de todas sus procesiones y quizá, por vivir a no mas de veinte metros de la Iglesia de San Pedro, y que la Guardia Civil, Cuerpo del que yo formaba parte en aquellos entonces, era también Hermano Mayor Honorario de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores, la noche del día 2 de Abril de 1958, estuvo porfiándome de que cuando menos la llevara a ver salir la "Expiración" como el pueblo malagueño conoce a dicha hermandad, petición que con todo el dolor de mi corazón tuve que negarle, y que le costó cierto disgustillo, dado que temía que en cualquier momento podría ponerse de parto. Como todos, por lo menos los malagueños sabéis, la procesión de la tan mencionada hermandad tiene su salida desde que yo vivo en Málaga, o sea hace mas de sesenta años, a las doce de la noche. Pues sabéis el resultado. Que cuando no hacía ni dos horas que los Sagrados titulares de la hermandad había salido a la calle, nuestro hijo también había hecho lo mismo; así que si hubiere accedido a ver la "Salida", las imágenes y el niño se hubieran dado la mano en las inmediaciones de la Iglesia de San Pedro.

Ahora vamos al segundo relato. Se dá la circunstancia de que 24 años justos después de aquel 3 de abril de 1958, o sea el mismo día pero de 1982, aquel niño también contraía matrimonio en la Ciudad de Zaragoza y la que se quedó con la gana de contemplar la salida de la Expiración veinticuatro años antes, su madre, ejercía de madrina. El convite de bodas se celebraba en el Hotel Oriente de la capital maña. Esta mañana cuando he llamado a mi hijo y mi nuera para felicitarlos, al primero por su cumple y a él y ella, por su 30º aniversario de boda, me comunicaban que hoy se iban a comer al mismo hotel en el que se le celebró el convite de bodas, pero ahora además de aquellos novios de entonces, iban acompañados de dos retoños que vinieron al mundo hace ya mas de veinticinco y mas de veintitrés años, respectivamente. La madre del novio, madrina de los contrayentes y abuela de los "retoños" citados, como citaba anteriormente, hace más de quince años nos dejaba, el padre y suegro de los entonces novios y abuelo de los dos hijos de los mismos, solo le queda el nítido recuerdo de aquellos inolvidables hechos, pero también la pérdida de quien conmigo tanto lo gozamos, y que junto a otros acontecieres similares, tanta felicidad me fueron trayendo y que Dios me la mantenga hasta que lo juzgue conveniente.

Hasta la próxima entrada.

domingo, 1 de abril de 2012

Primero de abril


Hoy, y como reza en el título, es el día primero de abril de 2012. Por supuesto que así es. Pero en este día, y por orden cronológico, se cumplen el 62º y 56º aniversario de los dos hechos sin duda mas trascendentes en cuanto a mi vida particular y personal se refiere.

Siguiendo ese orden, tal día como hoy de 1950 cambiaba mi catalogación de profesión u oficio, pasando de ser jornalero, a Guardia Civil. Pese a faltarme entonces aproximadamente un mes para cumplir los veinticinco años de edad, mas de quince llevaba ya metido en la vorágine de los trabajos del campo, como tal jornalero,donde realicé la inmensa mayoría de las faenas agrícolas, incluidos los relativos al olivar, e incluso casi dos años que también estuve realizando trabajo de minero, en una explotación carbonífera, y que como en alguna otra ocasión he dicho, mas que en pozos, podríamos decir merecían ser denominados como gazaperas. Nadie que haya ejercido de jornalero, donde, y yo fui un afortunado, el estar siempre pendiente de la terminación de un trabajo sin saber cuando, como o donde se presentaría otro, te llevaba a estar, como suele decirse, como el "alma en vilo" . A partir de, hace hoy sesenta y dos años, jamás volví a pasar por semejante situación. Tal cambio, aunque, y mas hoy, parezca un tanto humilde, dieron a mi vida una estabilidad en ese sentido del que como su consecuencia, hasta el día de hoy sigo gozando.

Pero si el relato anterior supuso un importante cambio en cuanto se refiere al modo y forma de ganarme el sustento, el segundo de los aniversarios, o sea en el que hoy se cumplen CINCUENTA Y SEIS AÑOS, acaecido precisamente el primero de abril de 1956, supuso a la larga el acontecimiento determinante en todo lo que a mí y a todo mi entorno sobrevenido, supusieron el sendero de mayor felicidad de todo cuanto hubiere siquiera podido soñar. Aquel primero de abril de 1956, era el final de la Semana Santa, o sea Domingo de Resurreción; hoy primero de abril de 2012, el principio de dicha festividad, o sea Domingo de Ramos. Bendito todo el acontecer entre aquél y éste.


Todo ello no podía ser por menos que hoy hace 56 años que contraje matrimonio. De aquel feliz acontecer, de lo que la principal artífice se me fue hace más de quince años, me queda y sigo rodeado por toda la descendencia con la que tal unión quiso darme Dios, con la añadidura de todo cuanto además no me falta, y así le pido me lo siga manteniendo por el resto de los días que en el caminar por esta vida me tenga reservado.


Hasta la próxima entrada.